Friday, June 19
EVERYTHING
WORKS OUT FOR THE BETTER
JEREMIAH 24: 1-7
Thus
says the Lord, the God of Israel:
Like these good figs, so I will regard as good
the exiles from Judah,
whom I have sent away
from this place to the land of the Chaldeans.
Jeremiah 24: 5
This story by Jeremiah occurred in a difficult moment in
Israel’s history. The nation is in crisis due to the Diaspora, the forced
emigration at the hands of the Babylonian empire. It’s then when the voice of
God makes itself heard through the prophet Jeremiah with a strange message which
can be summarized in the last phrase of the verse: “For their own good I have brought
them to the land of the Chaldeans.” This would seem somewhat absurd given the
distance from their native land, from their places of worship, and their daily
routines and known surroundings. All this and more cannot be conceived as positive;
nonetheless, the story encompasses how the people of God actually strengthened
its commitment and identity, recompiling some of the collections of sacred
scripture which today comprise part of our Bible during this period. The yearning also accurately
validates the relationship with God and with the land he had given them. In
fact, the exile period wasn’t all negative; it was positive in many instances.
In our lives circumstances seem to obscure the horizon; errors seem to
constrain our personal identity, whether as a church or a country. Still, God is
also manifested amid such situations. The prophet Jeremiah was criticized in
the extreme for his oracles and visions, as many of them contradicted human
logic. But God would have it so, just like Jeremiah: to be able to swim against
the current, despite the implied danger.
Prayer: Lord, we are the people
of today; we dream and act so that the supposed bad news can also be a form of
growth, of insistence, and the fulfillment of our goals as guided by your Holy
Spirit. Amen.
Translation by
John Walter
Todo
obra para bien
Jeremías 24:1-7
Yo, el Señor y Dios de Israel, declaro que los
habitantes de Judá que eché de este lugar
son para mí como estos higos buenos.
Para su bien los llevé a la tierra de los caldeos.
Jeremías 24:5
Este relato del profeta Jeremías se enmarca en un
difícil momento de la historia del pueblo de Israel. La nación estaba en crisis
debido a la dispersión, o emigración forzada, que había traído consigo el
dominio del imperio babilónico. Es entonces cuando la voz de Dios se deja oír a
través del profeta Jeremías con un extraño mensaje que se puede resumir en la
última frase del versículo citado antes: “Para su bien los llevé a la tierra de
los caldeos”. Esto parecería algo absurdo, pues la lejanía de la tierra natal,
de los lugares de adoración, de las rutinas diarias, de los paisajes conocidos…
todo esto y más, no podía ser entendido como algo positivo. Sin embargo, la
historia posterior recoge cómo, realmente, durante este período el pueblo de
Dios fortaleció su compromiso, su identidad, se organizaron varias de las
colecciones de escritos sagrados que hoy en día son parte de nuestra Biblia.
También, la añoranza sirvió para valorar debidamente la relación con Dios y con
la tierra que él les había dado. De hecho, el período exilio no fue del todo
negativo, sino positivo en muchos sentidos.
En nuestra vida las circunstancias parecen cerrar los horizontes, los
tropiezos parecen detener nuestra historia personal, o como Iglesia o país… sin
embargo en medio de tales situaciones también se puede manifestar Dios. El
profeta Jeremías fue criticado en extremo por sus oráculos y visiones, pues
muchos de ellos no obedecían a una lógica humana. Sin embargo Dios nos quiere
así, como Jeremías: capaz de nadar contracorriente aunque eso lo ponga bajo peligro.
Oración: Señor, hoy nos toca
vivir, soñar y actuar para que las aparentes malas noticias sean también una
forma de crecer, insistir y lograr nuestras metas, guiados y guiadas por tu
Espíritu Santo. Amén.
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