Saturday, June 25
LIBERATION
ACTS 8:9-24
“The Spirit of the Lord is on me,
because he has anointed me to proclaim
the good news to the poor.”
Luke 4:18
Simon practiced magic, and made money through it. When he saw the
Apostles Peter and John, he concluded that they possessed a power very superior
to his own. Intrigued, he attempted to gain access to this power through money,
because he doubtlessly believed that by doing so he would achieve greater
success and profits. But the Apostles discovered his intentions and declared to
him that he was under evil influences, a prisoner of his love of money.
Today we want to direct our attention to you. You may find yourself in a cell
in some prison that could be either physical or spiritual. Have you asked
yourself about the existence of such binds in your life? The bars to which we
are referring aren’t made of steel, though at times they can be even stronger,
acting upon our desires and needs. For some it’s about money, for others it’s an
addiction to alcohol and drugs…The Bible calls this “slavery to sin.” But Jesus has proclaimed the good news, the
liberation of all captives. The faith that encourages us is that he came to
free those who were bound by the chains of sin. Even today he comes to free us,
but it’s necessary to do as they said to Simon the magician: Repent and accept
him as Lord.
If we trust in God, there will be no jail solid enough to imprison us. He
will always work justice and liberation when we earnestly cry out to him.
Prayer: Free us from those prison cells that we
create ourselves. We know that without your help it’s impossible. Amen.
Translated by John Walter
LIBERACIÓN
HECHOS 8:9-24
“El Espíritu del Señor está sobre mí
por cuanto me ha ungido…
a proclamar libertad a los cautivos”
Lucas 4:18
Simón practicaba la magia y a través de ello ganaba
dinero. Al ver a los apóstoles Pedro y Juan concluyó que estos disponían de un
poder muy superior al suyo. Muy interesado, intentó apropiarse de ese poder
mediante el dinero, pues sin duda pensaba alcanzar nuevos éxitos y más
ganancias. Pero los apóstoles descubrieron sus intenciones y le declararon que
él estaba bajo el poder del mal, prisionero de su amor al dinero.
Hoy queremos dirigirnos a ti, que quizás te halles
en la celda de alguna cárcel que puede ser física o espiritual. ¿Te has
preguntado sobre la existencia de tales ataduras en tu vida? Las rejas a las
que nos referimos no son de hierro pues en ocasiones pueden ser más fuertes,
actúan sobre nuestros deseos o necesidades. Para algunos es el dinero, para
otros las adicciones al alcohol, las drogas… La Biblia llama a esto “esclavitud del pecado”. Pero Jesús ha proclamado la buena noticia: la
liberación de todos los cautivos. La fe que nos alienta es que él vino a
liberar a los que estaban retenidos por las cadenas del pecado. Aún hoy viene a
liberarnos, pero es necesario hacer como le dijeron a Simón el mago:
arrepentirse y aceptarlo como Señor.
No habrá cárcel lo suficientemente sólida para
aprisionarnos si confiamos en Dios. Él obrará justicia y liberación siempre que
clamemos a él sinceramente.
Oración: Libéranos de esas celdas que creamos
nosotros mismos. Sabemos que sin tu ayuda es imposible. Amén.
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