Sunday, June 26, 2016

Sunday, June 26 126th Anniversary of the IPRC HAPPINESS PSALM 1

Sunday, June 26
126th Anniversary of the IPRC

HAPPINESS
PSALM 1

“Blessed is the one who does not walk in step with the wicked.”
Psalm 1:1

 Who is this blessed person who is mentioned in the Psalm? Is it perhaps someone who has a great deal of money, or many friends, or who holds a high position in society? No! A happy human being is someone who doesn’t permit himself to be seduced by temptations such as self-interests; someone who doesn’t betray the trust given to him; who doesn’t disobey God, who isn’t selfish; who does not abuse power, or other situations that separate us from the example of Jesus of Nazareth. There is a sort of progression in evil: first one enters a bad path; then one is in danger of continuing forward in it; and worse still, afterwards one can get used to following it, thereby transforming oneself into someone totally oblivious. But blessed is he who prefers “to risk” following the good path, the way of God; although this, consequentially, may bring him rejections, privations, and loss of relational channels. His happiness doesn’t consist only of avoiding that which displeases God, but in maintaining a real communion with Him, since human happiness is related to what he loves, what he thinks and in what his priorities are.

Meditate on the Word of God day and night. Make it your nourishment, because it’s what puts you in relationship with God. Always remember that in God and in his Word the human being finds true happiness and true peace.

Prayer:  I’m happy Lord because I know that I have you and that you give me that happiness. Amen.

Translated by John Walter



Aniversario 126 de la IPRC

LA FELICIDAD
SALMO 1

“Bienaventurado el varón…
que en la ley del Señor está su delicia”
Salmo 1:1

¿Quién es esa persona bienaventurada de quien habla el salmo? ¿Es acaso la que tiene mucho dinero, o muchos amigos, o la que ocupa una alta posición en la sociedad? ¡No! Un ser humano feliz es aquel que no se deja seducir por tentaciones como obrar por interés, traicionar la confianza depositada en él, desobedecer a Dios, ser egoístas, abusar del poder… y tantas otras situaciones que nos apartan del ejemplo de Jesús de Nazaret. Existe una especie de progresión en el mal: primero se entra en el mal camino, estás entonces en peligro de continuar en él, y, mucho peor, después se puede uno acostumbrar a seguir en él y transformarse en alguien totalmente insensible.
Pero bienaventurado quien prefiere “arriesgarse” a seguir el buen camino, el camino de Dios, aunque esto le traiga como consecuencia rechazos, privaciones y pérdida de espacios de relación.
Su felicidad no consiste solamente en evitar lo que no agrada a Dios, sino en mantener una comunión real con Él, pues la felicidad del ser humano está relacionada con lo que ama, en lo que piensa, lo que prioriza.
Usted medite en la Palabra de Dios día y noche. Haga de ella su alimento, porque es la que lo pone en relación con Dios.
Recuerde siempre que en Dios, y en su Palabra el ser humano encuentra la verdadera felicidad y la verdadera paz.

Oración: Soy feliz, Señor, porque sé que te tengo, que tú me das esa felicidad. Amén.




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