Thursday, November 10
REJOICE ALWAYS!
PHILIPPANS 4:4-9
Rejoice in the Lord always. I will say it again: Rejoice! Let your
gentleness be evident to all.
Philippians 4:4-5ª
Joyfulness is a repeated theme in the letter to the Philippians. The
apostle Paul exhorts us to be permanently and deeply joyful. It is not a
passing emotion. It is a quality of life when we have placed our trust in God.
Joyfulness that persists no matter the circumstance, no matter how difficult or
painful it may be. This does not seem to be possible.
Psalm 16:11 shows us how we can achieve that quality of rejoicing or joyfulness: You have
made known to me the path of life; you will fill me with joy in your presence,
with eternal pleasures at your right hand.
Joyfulness is found in God; it is a grace that we receive when we remain in
communion with Him. It is not sustained
by temporal events, but rather in the relationship and the trust in his
goodness and righteousness. Being joyful is proof that the Spirit dwells in us.
Our permanent joy is the best witness of the faith, the trust and the security
we have in our Savior. This state of joyfulness will make us generous, stronger
and it is the sign that we have been transformed through having an abundant life
in Christ. It is a contagious joyfulness.
How do we achieve that joyfulness? Verse 6 tells us: Do not be anxious about anything, but in everything, by prayer and
petition, with thanksgiving, present your requests to God. We achieve that
joyfulness through Jesus Christ, who is the way, the truth and the life.
Prayer: Thank you, good and gracious God, for the grace to be joyful always. Do not
allow us to lose that gift of yours because of our worries, anxieties or
passing aspirations. Help us to remain in
prayer in order to achieve it. Through Jesus. Amen.
Translation by
Elisa Menocal
¡SIEMPRE ALEGRES!
FILIPENSES 4: 4-9
Alégrense siempre en el Señor. Repito !Alégrense!
que todos los conozcan como personas bondadosas.
Filipenses 4:
4-5ª
La alegría es tema reiterado en la carta a los
filipenses. El apóstol Pablo exhorta a la alegría permanente y profunda. No es
una emoción pasajera. Es la calidad de vida del que ha puesto su confianza en
Dios. Alegría que permanece bajo cualquier circunstancia, por muy difícil o
dolorosa que sea. No parece que esto sea posible
En el salmo 16:11
nos muestra como podemos alcanzar esa calidad de gozo o alegría: Me mostraste
la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu lado
para siempre. El gozo se encuentra en Dios, es una gracia que
recibimos cuando permanecemos en comunión con Él. No se sostiene por
eventos temporales, sino en la relación
y la confianza en su bondad y justicia. Estar alegres siempre es la prueba de
que el Espíritu mora en nosotros.
Nuestra alegría permanente es el mejor testimonio de
la fe, la confianza y la seguridad en
nuestro Salvador. Ese estado de gozo nos hará bondadosos, más fuertes, es el
signo de que hemos sido transformados a una vida plena en Cristo. Es alegría que contagia.
¿Cómo lograr ese gozo? El verso 6 nos lo dice: No se aflijan por nada, sino
preséntelo todo a Dios en oración; pídanle y denle gracias también. Llegamos a ese gozo por medio de Jesucristo,
quien es el camino, la verdad y la vida.
Oración: Gracias, Dios bueno por la
gracia de estar alegres siempre. No dejes que perdamos ese regalo tuyo por
nuestras preocupaciones, ansiedades y
aspiraciones temporales. Ayúdanos a mantenernos en oración para lograrlo. Por
Jesús. Amén
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