Tuesday, November 1
All Saints’
Day
AS WORKING FOR THE
LORD
COLOSSIANS 3: 17,
23-24
Whatever you do, work
at it with all your heart, as working for the Lord…
Colossians 3:23a
At the start of the day, as I looked at the
altar I was surprised by the floral arrangement, which was a branch of flowers
taken from the church’s garden. It
looked simple and precious. In the same way, we are surprised each Sunday by
the ingenuity and the holy hands of a sister in Christ who gathers the flowers
she finds along the pathway to church in order to delight us with the most
beautiful flower arrangements.
These brought to mind the way in which we can
look at the things around us and take advantage of them. Teacher Castellanos
used to say that we should not lose the ability of being surprised. And there
are times when our lives are so void of feeling that we don’t allow ourselves
to be surprised by the simple beauty of a twig, or of a green sprout in the
middle of a ditch…Fortunately there are people in life who are surprised every
day by daily miracles and who shake us up with their sensitivity.
The sister who inspired me to write this
reflection not only allows herself to be surprised, but makes the ordinary and
daily things take on a new meaning.
Through the inspiration by this witness, I
invite us today to sanctify our lives through the work of our hands. May everything that we do with our hands be
done from our hearts; be it cooking or healing others or cultivating a garden
or decorating the church sanctuary. Let us propose to always work for the Lord
and that when people see the work of our hands, they may be stunned and say: “Oh, God exists and is marvelous!”
Prayer: Gracious God, we pray that you will place within
us the desire to please you in everything that we do. Grant that our eyes may be surprised and see
you in everyday things and that our hands may be creative and show others your
daily blessings. Amen.
Translation by
Elisa Menocal
Día de Todos los Santos
COMO PARA EL
SEÑOR
COLOSENSES 3:
17, 23-24
Hagan lo que
hagan, trabajen de buena gana,
como para el
Señor…
Colosenses
3:23a
Comenzó un día, al mirar hacia
el altar me sorprendió el arreglo floral, era un ramo de flores y hojas tomadas
del jardín de la Iglesia. Lucía sencillo y precioso. Así, cada domingo somos
sorprendidos por el ingenio y las manos santas de una hermana que toma de las
flores con las que se encuentra en el camino hacia el templo para deleitarnos
con los más hermosos arreglos florales. Esto me hizo reflexionar en la manera
en la que podemos mirar las cosas que nos rodean y aprovecharlas. El maestro
Castellanos decía que no debemos perder la capacidad de asombro. Y es que en
ocasiones nuestra vida está tan estéril de sentido que no nos dejamos
sorprender por la belleza sencilla de un romerillo, o el brote verde en medio
de una cuneta… Afortunadamente en la vida existen personas que se sorprenden
cada día con milagros cotidianos y nos estremecen con su sensibilidad. La
hermana que me inspiró en esta reflexión no sólo se deja sorprender, sino que
en sus manos toma un nuevo sentido lo cotidiano y común.
Inspirados en este testimonio
les invito hoy a santificar nuestra vida a través del trabajo de nuestras
manos. ¡Que todo lo que hagamos con nuestras manos, lo hagamos de corazón; ya
sea cocinar, sanar a otros, cultivar un jardín, decorar el templo… Hagámonos el
propósito de trabajar siempre para el Señor y que cuando las personas se
encuentren con la obra de nuestras manos puedan asombrarse y decir: ¡Oh,
Dios existe y es maravilloso!
Oración: Te
pedimos, Dios bueno, que pongas en nosotros el deseo de agradarte en todo lo
que hagamos. Que nuestros ojos puedan sorprenderse y verte en lo cotidiano y
que nuestras manos sean creativas para mostrarle a los demás tus bendiciones
cada día. Amén.
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