Friday,
August 11
MORE THAN JUST A FLOOD
MATTHEW 28:16-20
… In this world you will have trouble.
But take heart! I have overcome the world. (NIV)
John 16:33
The flood was a hot topic among the many narratives
in the Old Testament (Genesis 7:1 – 21). And it was the first sign of God’s
power over the world he created. But luckily for us, the flood was not the end,
rather an opportunity for rectification. Itis not advisable to see it as an
end, rather as a new beginning.
Through all his proclamations Louis XVI,
king of France from 1774 to 1791, established a reign so disastrous for the
country that he ended up being guillotined in 1792. The historians point out
that in a mortuary chapel he expressed, “after me, the flood.” He was neither a
prophet nor a clairvoyant; he knew what he was leaving behind.
We live, aware or unconsciously,
constructing or destroying the world that God bequeathed us. At times, our control
over the destruction is such that it seems to us that Jesus needn’t do anything
in dealing with our reality. We consider ourselves to be “the best.”
But in the middle of the chaos we’ve
produced, the flood appears to be more than an end, rather like a new
beginning. Jesus is reconstructing a new ark, an ark of hope.
Prayer: Oh God permit us to confront this new life you have
promised us, and that the flood may be a new beginning. Amen.
Translation: John Walter
ALGO MÁS QUE EL DILUVIO
MATEO 28: 16-20
… En el mundo tendréis
aflicción;
pero confiad yo he
vencido al mundo.
Juan 16:33
El diluvio fue un acontecimiento
más entre los muchos narrados en el Antiguo Testamento (Gen.7:1.21) y fue la
primera señal del poder de Dios sobre el mundo que había creado. Pero por
suerte para nosotros, el diluvio no fue el fin, sino una oportunidad de
rectificación. No es aconsejable verlo como final, sino como un nuevo comienzo.
Luis XVI Rey de Francia
(1774-1791) desarrolló un reinado tan desastroso para el país en todos los
órdenes, que terminó en la guillotina en 1792. Los historiadores señalan que en
capilla ardiente expresó: “Después de mí el diluvio”. No fue ni profeta ni
adivino, sabía lo que dejaba atrás.
Consciente o
inconscientemente vivimos construyendo o destruyendo el mundo que Dios nos
legó. A veces es tanto nuestro control sobre la destrucción que nos parece que
Jesús nada tiene que hacer al enfrentar nuestra realidad. Nos consideramos “los
mejores”.
Pero en medio del caos que hemos producido, el
diluvio se nos presenta más que como un final, como un nuevo comienzo. Jesús
está reconstruyendo una nueva arca, la de la esperanza.
Oración: Permítenos, oh Dios, enfrentar
esta nueva vida que tú nos has prometido y que el diluvio sea un nuevo
comienzo. Amén.
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