Monday, August 7, 2017

Monday, August 7 DON’T WEEP Luke 7:11-17

Monday, August 7
DON’T WEEP

LUKE 7:11-17

O taste and see that the LORD is good (NRSV)
Psalm 34:8

How often in our life do we need to hear words of consolation that return to us the joy that we have lost, words that free us from anxiety which rise from family conflict, words which bring peace to our hearts when we are in crisis with our partner!

God, who created us, is not happy to see us sad and anguished. That’s why when he arrived in that city, he immediately felt compassion for the tragedy that was affecting the widow and told her: Don’t weep, and at the same time said to her son: Young man, I tell you, Rise!

Evil, sorrow, and suffering are disgraces that have entered the world through sin. We must never blame God for our suffering. God wants us to be happy and shows that through his unending love for us. Nothing about us is foreign to God. We can only feel that we are seen by God whenever our hearts exude any kind of pain.

Prayer: Lord God of the lonely, I give you thanks for the compassion of your Son Jesus, for all who are sorrowful and grieving. Amen.

Translation by: John Potter


NO LLORES

LUCAS 7:11-17

Prueben, y vean que el Señor es bueno...
Salmo 34:8

¡Cuántas veces necesitamos escuchar en nuestra vida palabras consoladoras, que nos devuelvan la alegría que hemos perdido, palabras que nos libren de la angustia que nos ocasionan los conflictos familiares, palabras que nos traigan paz al corazón cuando estamos en crisis con nuestra pareja!

Al Dios en el que nosotros creemos, no le gusta vernos tristes y angustiados. Por eso al llegar a aquella ciudad, de inmediato sintió compasión por la tragedia que embargaba a aquella viuda y le dijo: No llores; y al mismo tiempo le dijo al hijo muerto: Joven, a ti te digo: ¡Levántate!

El mal, el dolor y el sufrimiento son desgracias que han entrado al mundo por el pecado. Nunca deberíamos culpar a Dios por nuestro sufrimiento. Dios nos quiere felices y lo demuestra a través de su amor infinito hacia nosotros. A Dios nada nuestro le es ajeno. No podemos menos que sentirnos vistos por Dios y amados tiernamente cuando nuestro corazón destila cualquier tipo de dolor.

Oración: Señor, Dios de los solitarios, te doy gracias por la compasión de tu Hijo Jesús para con todos los que están tristes y desconsolados. Amén.


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