Thursday, August 17
NEW LIFE IN CHRIST
MARK 8:31-35
If Christ is in you, the Spirit is your life because of God’s
righteousness,
but the body is dead because of sin.
Romans 8.11 CEB
Jesus taught his disciples that he had to
suffer greatly: rejection by the religious leaders, a violent death
and a resurrection on the third day.
Peter began to rebuke Jesus. His
imprudence surprises us; but have there not been occasions when we have doubted
the work of God and when we have suggested another solution that looks more
like our way of thinking?
We don’t have
the right to criticize Peter. We are tempted to think the same
way. This had been the temptation that Jesus conquered in the desert
and that he was again to conquer in Gethsemane. Jesus does not give
in to it, nor should we, as his followers, give in. Jesus, who was generally
understanding and patient with his disciples, was severe on this occasion. Denying
oneself means to refuse to continue our natural inclination, as innocent as it
may be, when it is contrary to the path that Christ has paved for
us. Without fail, there is a great promise linked to these
words: those who walk by this path will see, even in this life, the
power of the Kingdom of God.
Prayer: Lord, show me the path that I must walk and give me
sufficient courage to follow you. Amen.
Translation: Deborah McEachran
NUEVA VIDA EN CRISTO
MARCOS
8:31-35
Y si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús vive en ustedes,
el mismo que resucitó a Cristo dará nueva vida a sus cuerpos mortales
por medio del Espíritu de Dios que vive en
ustedes.
Romanos 8.11
Jesús enseñó a sus discípulos que era
necesario que padeciese mucho: el rechazo por los dirigentes
religiosos, una muerte violenta y una resurrección al tercer día.
Pedro comenzó
a reprender a Jesús. Nos sorprende su imprudencia; pero ¿acaso no ha
habido ocasiones cuando nosotros hemos puesto en duda la obra de Dios y le
hemos sugerido otra solución que se asemeja más a nuestra manera de pensar?
No
tenemos derecho a criticar a Pedro. Somos tentados a pensar así. Esta había
sido la tentación que Jesús tuvo y conquistó en el desierto y que volvería a
conquistar en Getsemaní. Jesús no cedería a ella ni tampoco nosotros como sus
seguidores debemos ceder. Jesús, quien por lo general era comprensivo y
paciente con sus discípulos, en esta ocasión fue severo. El negarse a
sí mismo significa rehusar seguir alguna inclinación natural, por más
inocente que sea, que es contraria a la senda que Cristo ha trazado para
nosotros. Sin embargo, hay una gran promesa ligada a estas palabras: aquellos
que transitan por esta senda verán realizado, aun en esta vida, el poder del
Reino de Dios.
Oración: Señor,
muéstrame la senda que he de transitar y dame el valor suficiente para
seguirte. Amén.
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