Saturday,
August 12
THOSE WHO WOULD BE SAVED
ACTS 2:43-47
For
it is by grace you have been saved, through faith – and this is not from
yourselves,
it
is the gift of God. (NIV)
Ephesians 2:8
The church neither saves nor condemns. This
is the exclusive power of God; the rest are vain aspirations. Many people think
that the church is a social conglomeration, a group where everyone thinks the
same; an entity of support and solidarity with the most dispossessed, or in the
worst case, a center of catharsis and of psychiatric orientation. All this is
fine, but it’s not the church.
St. Cyprian, a Christian martyr, affirms
that, “outside of the church there is no salvation.”
Today we cannot figure out what’s meant by
the affirmation of that consecrated Christian, but yes, we’re sure that it
didn’t refer to the characteristics we’ve already cited.
His affirmation was free of denominational
and sectarian prejudices, of condemnatory affirmations that cloud or eclipse
the forgiveness and love of God, and much freer of prophetic apocalyptic
expressions of the destruction of the world and human life.
The church was one, it is one, and it will
continue to be one. A clear understanding of how much the church of the Lord
means to us will make us eager to understand the message of the book of Acts: “...those who unite with the called to be
saved.”
Prayer: Thank you, Lord, for the church, the
earthly journey towards eternal salvation. Amen.
Translation: John
Walter
LOS QUE HABRÍAN DE SER
SALVOS
HECHOS 2:43-47
Por gracia sois salvos
por medio de la fe,
y esto no de vosotros,
pues es don de Dios
Efesios 2:8
La Iglesia ni salva ni
condena, esa es potestad exclusiva de Dios, lo demás son aspiraciones vanas.
Muchos piensan que la
Iglesia es un conglomerado social, una agrupación donde todos piensan más o
menos igual; una entidad de ayuda y solidaridad con los más desposeídos; o en
el peor de los casos, un centro de catarsis y orientación psiquiátrica. Todo
esto es bueno, pero no es la Iglesia.
San Cipriano, mártir del
cristianismo, afirmaba que: “fuera de la Iglesia no hay salvación”.
Hoy no podemos determinar
qué se entiende de la afirmación de aquel consagrado cristiano; pero sí estamos
seguros de que no se refería a las características que hemos citado antes.
Su afirmación estaba
libre de prejuicios denominacionales y sectarios; de afirmaciones condenatorias
que opacan o eclipsan el perdón y amor de Dios; y mucho más libre de
expresiones armagedónicas agoreras de la destrucción del mundo y el ser humano.
La Iglesia era una, es
una y seguirá siendo una. Una comprensión clara de cuánto significa para
nosotros la Iglesia del Señor, nos hará aptos para entender el mensaje del
libro de Los Hechos: “…aquella a la cual se unen los llamados a ser salvos”.
Oración: Gracias, Señor, por la
Iglesia, camino terrenal hacia la salvación eterna. Amén.
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