Monday, October 16, 2017

Monday, October 16 TRUE HAPPINESS Psalm 1

Monday, October 16
TRUE HAPPINESS
PSALM 1
Happy are those who do not follow the advice of the wicked,
or take the path that sinners tread, or sit in the seat of scoffers;
But their delight is in the law of the Lord,
and on his law they meditate day and night.
Psalm 1:1-2 NRSV

If one takes an imaginary trip over the earth, the heart will easily fill with grief. Seeing so much irreverent mockery of the designs of God, we can have even stronger feelings that can dehumanize us: anger, violence, taking justice into our own hands. One can become discouraged, and think that the Gospel is an unreachable utopia, that the brotherhood based on truth and justice is not possible. One can even get tired of betting on the good. But at this fork in the road, before we opt for another project, a soft, constant whisper comes to the ears of our heart: Happy those who love the law of the Lord, and meditate on it day and night. We can rest, regaining strength to see that happy is the man who kneads the bread of life in the everyday struggle and gives it for a small but noble cause. Happy are the man and woman who create new opportunities in their family, in their neighborhood, or in their town, to open the way for the new life of their children. Happy is the one who fights for dignity of the brothers excluded from the table of brotherhood. Happy is the one who continues believing that Jesus is the Lord of history and that he has victory over evil and death forever. And you, have you asked yourself why you are happy?

Prayer: Heavenly Father, permit me to reflect your love daily and to show others that I am one of your disciples.  Amen.


Translation by Deborah McEachran




FELICIDAD VERDADERA
SALMO 1
Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni va por el camino de los pecadores, ni hace causa común con los que se burlan de Dios, sino que pone su amor en
la ley del Señor y en ella medita noche y día
Salmo 1:1-2

Si uno hace un viaje imaginario por la tierra, fácilmente el corazón se le llena de congoja. Ante tanta burla irreverente a los designios de Dios, afloran los sentimientos más fuertes que pueden deshumanizarnos: la ira, la violencia, la justicia por mano propia. Uno puede caer en el desaliento, y pensar que el Evangelio es una utopía irrealizable, que la fraternidad basada en la verdad y la justicia no será posible. Incluso uno puede cansarse de apostar al bien. Pero ante la encrucijada, ante la opción por otro proyecto, un susurro suave y constante llega a los oídos del corazón: Feliz el hombre que pone su amor en la ley del Señor y en ella medita noche y día. Uno descansa recuperando fuerzas para ver que es feliz el hombre que amasa el pan de la vida en lo cotidiano de la lucha y la entrega por una causa pequeña, pero noble. Feliz el hombre y la mujer que genera espacios nuevos en su familia, en su barrio, en su pueblo, para que la vida nueva de sus hijos se abra paso. Feliz el que lucha por la dignidad de sus hermanos excluidos de la mesa fraternal. Feliz el que sigue creyendo que Jesús es el Señor de la historia y venció el mal y la muerte para siempre…Y tú, ¿te has preguntado por qué eres feliz?



Oración: Padre Celestial, permite que mi vida diaria pueda reflejar tu amor y mostrar a otros que soy uno de tus discípulos. Amén.

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