Sunday,
October 22
FRIENDS
ROMANS 16:1-2
I tell you, use worldly wealth to make
friends for yourselves so that when it’s gone,
you will be welcomed into the eternal homes.
Luke 16:9 CEB
The author Ethel Watts said: “God gave
us family; but thanks to God, we can choose our friends.” I always believed
that the greatest privilege, relief, and comfort of friendship is that it is
not necessary to explain anything. The silences between friends create
authentic conversations. What is important is not what is said, but what is
never necessary to say. A friend listens to the song of my heart and sings it
for me when I forget it.
The simple knowledge of a friendship
makes it possible to resist loneliness, illness, and confusion, even though the
friend lacks the means to help you. It is enough that the friendship exists.
Friendship does not diminish with distance, nor with time, seclusion, war,
suffering, or silence. There it has even deeper roots. There it flourishes.
My friends have created the story of my
life…in a thousand ways they have removed my limitations with marvelous
privileges and enabled me to walk with calmness and happiness among the shadows
of life. Friends are not only always there so that good things happen. But
whether alone with a camel in the Saharan desert or navigating alone during a
storm, their thoughts are with me and they wish the best for me.
Prayer: Thank you, Father, for my friends. Thank you for Jesus in whom I have my best
friend. Amen.
Translation by Deborah McEachran
AMIGOS
ROMANOS 16:1-2
Y yo os digo:
Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten,
os reciban
en las moradas
eternas.
Lucas 16:9
La autora Ethel
Watts dijo: “Dios nos dio parientes; gracias a Dios, podemos elegir a
nuestros amigos.” Siempre creí que el privilegio, el alivio y el consuelo más
grandes de la amistad consisten en que no es necesario explicar nada. Los
silencios entre amigos constituyen auténticas conversaciones. Lo que importa no es lo que se dice, sino lo
que jamás resulta preciso decir. Un amigo escucha la canción de mi corazón y me
la canta cuando me falla la memoria.
El simple
conocimiento de una amistad torna posible resistir la soledad, la enfermedad y
la confusión, aunque el amigo carezca de medios para ayudarte. Basta con que exista. La amistad no mengua con la distancia, ni con
el tiempo, la reclusión o la guerra, el sufrimiento o el silencio. Es allí en donde más hondamente arraiga. Es
allí donde florece.
Es que mis amigos han hecho la historia de mi vida… De mil maneras
mudaron mis limitaciones en privilegios maravillosos y me permitieron caminar
serena y feliz entre las sombras. Los amigos no están siempre allí para lograr
que sucedan las buenas cosas. Pero
incluso a solas con un camello en el centro del Sáhara, o navegando en
solitario durante una borrasca, contigo van sus pensamientos y sus deseos de lo
mejor para ti.
Oración: Gracias Padre, por mis amigos. Gracias por Jesús en quien
tengo al mejor amigo. Amén.
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