Friday, August 17
THE PLEASANT COMPANY OF GOD
PSALM 71:15-21
So even in my old age
with gray hair,
don’t abandon me, God!
Psalm 71: 18 CEB
One of our poets calls
twilight “The lonely and melancholy hour, when it is almost night and almost
not day. The hour to think of all that has
gone, the hour to be sad, without asking why.”
I like his poem, but sundown is for me a precious hour of the day. I lived for a time in a small town of
fishermen, on the coast, and when the sunset came, the range of colors that
took over the sky, when the sun is along the horizon is something
unforgettable: orange and gray tones of
stunning beauty. They always repeat:
“God has put another day to bed.”
This is how the evening
of our lives should be: beautiful, full of peace, finding a way of being useful
and giving thanks to God for the days lived and the love of others toward us.
Let’s leave the loneliness
and melancholy that the poet speaks of.
Our evenings, with God’s company, should and can be beautiful.
Prayer: We pray to you
God, for the older people, for those who are sick, for those who feel lonely or
those who have been abandoned by their families. Permit us to be company for them in the midst
of their loneliness, material and spiritual food in the midst of their hunger,
living water that calms their thirst.
May we be a sensitive church that shows the blessing of being alive and at
your service! Amen.
Translation by
Deborah McEachran
LA GRATA COMPAÑÍA DE DIOS
SALMO 71:15-21
Aun en
la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares…
Salmo
71: 18
Un poeta nuestro llamó al atardecer “Hora de soledad y melancolía, en que
es casi de noche y casi no es de día. Hora para pensar en todo lo que se fue,
hora para estar triste, sin preguntar por qué”. Me gusta su poema, pero el
atardecer es para mí una hora preciosa del día. Viví un tiempo en un pueblecito
de pescadores, frente al mar, y al caer la tarde la gama de colores que toma el
cielo, cuando se pone el sol en el horizonte, es algo inolvidable: tonos
naranjas y grises de impresionante belleza. Siempre repetía: “Dios ha puesto
otro día a descansar”
Así debe ser el atardecer de nuestras vidas: hermoso, lleno de paz,
encontrando la forma de ser útiles y agradeciendo los días vividos a Dios y el
amor de los demás por nosotros.
Dejemos la soledad y la melancolía de que nos habla el poeta. Nuestros
atardeceres, con la compañía de Dios, deben y pueden ser hermosos.
Oración: Te pedimos Dios, Por las personas ancianas, por las que
están enfermas, por las que se sienten solas o las que han sido abandonadas por
sus familias. Permite que podamos ser compañía en medio de su soledad, alimento
material y espiritual en medio de su hambre, agua viva que calme su sed. ¡Que
podamos ser una iglesia sensible que muestra la bendición de estar vivos y a tu
servicio! Amén.
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