Friday, August 17, 2018

Friday, August 17 THE PLEASANT COMPANY OF GOD PSALM 71:15-21


Friday, August 17
THE PLEASANT COMPANY OF GOD
PSALM 71:15-21

So even in my old age with gray hair,
don’t abandon me, God!
Psalm 71: 18 CEB

One of our poets calls twilight “The lonely and melancholy hour, when it is almost night and almost not day.  The hour to think of all that has gone, the hour to be sad, without asking why.”  I like his poem, but sundown is for me a precious hour of the day.  I lived for a time in a small town of fishermen, on the coast, and when the sunset came, the range of colors that took over the sky, when the sun is along the horizon is something unforgettable:  orange and gray tones of stunning beauty.  They always repeat: “God has put another day to bed.”
This is how the evening of our lives should be: beautiful, full of peace, finding a way of being useful and giving thanks to God for the days lived and the love of others toward us.
Let’s leave the loneliness and melancholy that the poet speaks of.  Our evenings, with God’s company, should and can be beautiful.

Prayer:  We pray to you God, for the older people, for those who are sick, for those who feel lonely or those who have been abandoned by their families.  Permit us to be company for them in the midst of their loneliness, material and spiritual food in the midst of their hunger, living water that calms their thirst.  May we be a sensitive church that shows the blessing of being alive and at your service!  Amen.


Translation by Deborah McEachran

LA GRATA COMPAÑÍA DE DIOS
SALMO  71:15-21

Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares…
Salmo 71: 18

Un poeta nuestro llamó al atardecer “Hora de soledad y melancolía, en que es casi de noche y casi no es de día. Hora para pensar en todo lo que se fue, hora para estar triste, sin preguntar por qué”. Me gusta su poema, pero el atardecer es para mí una hora preciosa del día. Viví un tiempo en un pueblecito de pescadores, frente al mar, y al caer la tarde la gama de colores que toma el cielo, cuando se pone el sol en el horizonte, es algo inolvidable: tonos naranjas y grises de impresionante belleza. Siempre repetía: “Dios ha puesto otro día a descansar”

Así debe ser el atardecer de nuestras vidas: hermoso, lleno de paz, encontrando la forma de ser útiles y agradeciendo los días vividos a Dios y el amor de los demás por nosotros.
Dejemos la soledad y la melancolía de que nos habla el poeta. Nuestros atardeceres, con la compañía de Dios, deben y pueden ser hermosos.

Oración: Te pedimos Dios, Por las personas ancianas, por las que están enfermas, por las que se sienten solas o las que han sido abandonadas por sus familias. Permite que podamos ser compañía en medio de su soledad, alimento material y espiritual en medio de su hambre, agua viva que calme su sed. ¡Que podamos ser una iglesia sensible que muestra la bendición de estar vivos y a tu servicio! Amén.


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