Tuesday, August 14
Anniversary of the church “Rev. Eladio
Hernández” (Santa Clara)
FEAR OF THE UNKNOWN
PSALM 27:1-14
Surely, I am with you always,
even until the end of the age. (NIV)
Matthew 28:20
It has been said that
religion has its origins in the fear of the unknown. As for me, I believe that
my faith is founded upon what I know. It’s possible that the dilemma will be
clarified when we distinguish the difference between religion and faith.
We fear the wind that
no one has seen, because we know the consequences of its immeasurable forces.
We fear the thunder because we know where it comes from, but we don’t know
where it’s going. We love the rain that makes our existence possible; we know
it, but we fear the consequences of its prolonged presence.
The Psalm was written
by someone who is far from the temple in Jerusalem, which was for the
Israelites the dwelling of God par excellence. His remoteness led him to
nostalgia and a sense of homelessness, including abandonment on God’s part. Nevertheless,
amidst all his own tragedy he answers his own question: “The Lord will put me
upon a rock on high.”
To be afraid is
something normal; the abnormal is that fear grabs one and dominates them,
converting him into a slave.
Faith isn’t a
hindrance that obstructs the advance of the ship, it’s a motor that drives it.
We don’t believe because of fear; we fear for not working in accordance with
what we believe and preach. Don’t join the troops of the fearful. As the hymn
says, “God is here,” with you and me.
Prayer:
Guide
my steps, merciful God, so as not to fear the unknown, since you’re with me. Amen.
Translation by John Walter
Aniversario de la
Iglesia “Rev. Eladio Hernández” (Santa Clara)
TEMOR
A LO DESCONOCIDO
SALMO 27:1-14
… y he
aquí yo estoy con vosotros todos los días,
hasta
el fin el mundo
Mateo
28:20
Se ha
dicho que la religión tiene su origen en el temor a lo desconocido. Por mi
parte creo que mi fe se fundamenta en lo que conozco. Es posible que el dilema
se aclare cuando encontremos las diferencias entre religión y fe.
Le
tememos al viento, que nadie ha visto, porque conocemos las consecuencias de
sus fuerzas desmedidas. Le tememos al trueno, porque sabemos de donde viene,
pero no sabemos a dónde va. Amamos la lluvia que hace posible nuestra
existencia, la conocemos, pero tememos a las consecuencias de su prolongada
presencia.
El
Salmo fue escrito por alguien que está lejos del Templo de Jerusalén, que era
para los israelitas, la morada por excelencia de Dios. Su lejanía lo lleva a la
nostalgia y lo embarga un sentimiento de desamparo e incluso de abandono por
parte de Dios. No obstante, en medio de su propia tragedia, contesta su propia
pregunta: “El Señor sobre una roca me pondrá en alto.”
Tener miedo
es algo normal, lo anormal es que el miedo lo tenga a uno y lo domine,
convirtiéndolo en su esclavo.
La fe
no es una rémora que obstaculiza el avance de la nave, es un motor que la
impulsa. No creemos por temor, tememos no obrar de acuerdo con lo que creemos y
predicamos.
No te
unas a la comparsa de los temerosos. Como dice el himno: “Dios está aquí”,
contigo y conmigo.
Oración: Guía
mis pasos Dios misericordioso, para no temer a lo desconocido pues estás
conmigo. Amén.
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