Tuesday, August 7
CALL ME
LUKE 11:9-13
Call on me in the
day of trouble; I will deliver you, and you shall glorify me.
Psalm 50:15 (NRSV)
“Call me,
and let’s get something to eat.” “Call me, and we can talk more.” “Call me if
you need anything.” How many times have we said these words or heard them? The
expression “Call me” which has so much relevance has become so common that we
hardly notice it.
However,
when God says he wants us to cry out to him, call on him, he is speaking the
truth. He must walk close by, inclining
his ear, waiting, longing to hear the sound of his name coming from our lips.
He is prepared to free us from our burdens, or at least to carry us in his lap
until we pass through to safety.
David cried
to God in his difficulties. He had created some of those problems himself,
while others were out of his control. It’s good that God doesn’t distinguish
between the punishments we deserve and those we don’t. As far as he is
concerned we are his sons and daughters whom he loves and wants to help in any
way possible. Although he doesn’t choose to fix things with the snap of his
fingers, we can be certain that he will see to it that we get to the other side
by a smoother path than if we had traveled without him. He is waiting to help
us. The only thing we must do is ask.
Prayer: Beloved God, I am so happy that I can call on you at any
time, dealing with any kind of problem. Amen.
Translation by
John Potter
LLÁMAME
LUCAS 11:9-13
Invócame en el día de la angustia; yo te libraré y tú
me honrarás
Salmo 50:15
“Llámame y comemos”,
“Llámame y conversamos más”, “Llámame si necesitas algo”, ¿Cuántas veces hemos
pronunciado estas palabras o las hemos escuchado? Este vocablo: “Llámame”, que
tiene tanta relevancia, se ha convertido en algo tan común que apenas pensamos
en ello.
Sin embargo, cuando Dios
dice que quiere que clamemos a Él, que lo llamemos, lo dice en verdad. Debe
andar cerca, inclinando su oído, esperando, anhelando escuchar el sonido de su
nombre saliendo de nuestros labios. Está preparado para librarnos de nuestras
dificultades, o al menos, de llevarnos en su regazo mientras la atravesamos
para ponernos a salvo.
David clamó a Dios en
sus dificultades. Algunos de esos problemas se los había creado él mismo,
mientras que otros escapaban de su control. Es bueno que Dios no distinga entre
los castigos que merecemos y los que no. En lo que a Él respecta, somos sus
hijos e hijas, nos ama y quiere ayudarnos de cualquier forma posible. Aunque no
escoge siempre arreglar las cosas con un chasquido de sus dedos, podemos estar
seguros de que Él se ocupará de que lleguemos al otro lado por una senda más
suave que si hubiéramos viajado sin Él. Está esperando para ayudarnos. Lo único
que tenemos que hacer es llamar.
Oración: Querido Dios, estoy tan contenta de poder
llamarte en cualquier momento, estando en cualquier tipo de problemas. Amén.
No comments:
Post a Comment