Thursday, December 27
LET US ALWAYS LIVE TO SERVE
MARK 10:35-45
For even the Son of Man did not come to
be served,
but to serve, and to give his life for
many.
Mark 10:45 (NIV)
I was standing on a corner in Havana,
next to a Mexican friend of mine who was wearing a white guayabera, white
slacks, and white shoes. We were talking when we both looked at the street at
the same time and saw a man whose car had broken down, trying to push it
himself to the nearest curb.
At once my friend stopped talking to me,
gave me his briefcase, and quickly went to help that humble man who needed
assistance, and the two of them pushed the car to the nearest curb.
When he came back to me—for I had
remained standing there and did nothing to help the man in need—I asked him why
in the heat of the day had he, dressed in white, gone to push a car. He
immediately replied: “My brother, a man who does not live to serve is not fit
to live. My father taught me that many years ago, and every time I can, I try
to apply it in my life.”
I’ll never forget the lesson I learned
that afternoon, which I try to apply constantly in my life. If we all tried to
apply it, we would live in a happier world.
Prayer: God of goodness and mercy, just as you
became flesh in a baby to serve all of your creation, make us servers in this
world. Amen.
Translation by
George Meek
VIVAMOS SIEMPRE PARA
SERVIR
MARCOS 10:35-45
Porque el Hijo del Hombre
no vino para ser servido,
sino para servir.
Marcos 10:45
Me encontraba parado en
una esquina de La Habana, junto a un mexicano amigo mío, que vestía guayabera
blanca, pantalones blancos y zapatos blancos. Estábamos conversando cuando de
pronto ambos miramos al mismo tiempo a la calle y pudimos ver a un hombre a
quien se le había roto el automóvil, tratando de empujarlo solo, para arrimarlo
a la acera más próxima.
Sin pensarlo mi amigo me
dejó de hablar, me entregó su portafolio y fue rápidamente a socorrer a aquel
humilde hombre, y ambos lograron moverlo hasta la acera más próxima.
Cuando regresó, pues yo
me quedé parado y no hice nada por socorrer a aquel hombre que necesitaba
ayuda, le increpé que ¿cómo vestido todo de blanco y bajo un sol agotador se
iba a poner a empujar un carro? A lo que él me contestó de inmediato: “Hermano
mío, el hombre que no vive para servir, no sirve para vivir. Esto hace muchos
años me lo enseñó mi padre y, siempre que puedo, trato de aplicarlo en mi
vida”.
Todavía está en mis
recuerdos la lección que recibí aquella tarde, lección que siempre estará en mi
memoria y que trato constantemente de aplicar en mi vida. Qué bueno sería que
todos aplicáramos esta experiencia en nuestras vidas, pues estoy seguro que, si
todos así lo hiciéramos, viviríamos en un mundo aun más feliz.
Oración: Dios de bondad y
misericordia, así como tú te encarnaste en un niño para servir a toda tu
creación, haznos servidores de este mundo.
Amén.
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