Tuesday, December 18
LOSSES
MATTHEW
6: 25-32
Brothers and sisters, we want you to
know about people
who have died so that you won’t mourn
like others
who don’t have any hope.
I Thessalonians 4:13 CEB
Several years ago, at a major psychological
conference, they released the results from research in Cuba on the causes of
stress. At that time I was surprised at
the idea that the primary cause of stress was what the authors called “the loss
of a beloved object.” That was surprising, right? One would think that other factors would
cause more stress in a population, such as daily problems of material
shortages. To lose something we love is
a source of stress. It could be a loved
one, but it also could be something physical. There are people who cling to
their possessions and suffer terribly when a loss occurs. It is true that as humans we get used to what
we have, and losing it causes a state of anxiety, pain, powerlessness or
insecurity. In the middle of our
shortages or situations of loss, we need to draw strength that God is the one
who provides for us, and meets our needs.
When we lose someone we love who cannot be replaced, we should trust
that death is not the end, but a new stage in the journey we are invited to
travel with God. As we near Christmas,
may the light of the babe of Bethlehem enable us to recover our hope, despite
our losses.
Prayer: In
the midst of our anguish over the things we lose, and over the people we love
who have left us, help us to remember that you, Lord, always care for us, and
that our lives belong to you. Amen.
Translation by Deborah
McEachran
PÉRDIDAS
MATEO 6: 25-32
Tampoco queremos, hermanos,
que ignoréis acerca de
los que duermen para que
no os entristezcáis
como los otros que no
tienen esperanza
I Tesalonicenses 4:13
Hace varios años, en un
evento importante de Psicología, se dieron a conocer, como resultado de cierta
investigación en Cuba, las causas del estrés. En esa oportunidad me sorprendí
con la idea de que lo que mayormente incidía era lo que los autores denominaban
“la pérdida del objeto amado”. Curioso, ¿verdad?, uno pensaría que otras cosas
acuciantes serían lo que más estrés provocaría a la población, como los
problemas cotidianos de carencias materiales. Perder lo que uno ama se torna
fuente de estrés. Puede que sea un ser amado, pero pudiera ser también algo
material. Hay personas que se aferran a sus posesiones y sufren terriblemente
cuando alguna pérdida les ocurre. Lo cierto es que como humanos nos
acostumbramos a lo que poseemos y el perderlos genera un estado de ansiedad, de
dolor, de impotencia o inseguridad. En medio de nuestras carencias o
situaciones de pérdidas, necesitamos descansar en la confianza de que Dios es
quien provee para nosotros, y suple nuestras necesidades. Cuando perdemos un
ser querido que no puede ser remplazado, debemos seguir teniendo la fe
depositada en que la muerte no es el final, sino una nueva etapa del camino se
nos invita a recorrer con Dios. Cuando se acerca la navidad, dejemos que la luz
del niño de Belén nos haga recobrar la esperanza, a pesar de nuestras pérdidas.
Oración: En medio de nuestras angustias
por las cosas que perdemos, por los seres que amamos que se nos van, ayúdanos a
recordar que tú, Señor, siempre tienes cuidado de nosotros, y que nuestras
vidas te pertenecen. Amén.
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