Monday, April 6
Anniversary of the Juan G. Gómez Church
ON THE FOLLOWING DAY
MARK 11:12-14
He
said to it, “May no one ever eat fruit from you again.” And his disciples heard
it.
Mark 11:14 (NRSV)
This is one of those passages that
defies comprehension. On the day following his entry into Jerusalem, after
leaving Bethany, Jesus saw a fig tree in leaf and approached it thinking to eat
some figs, but the text clearly states that it wasn’t the season for figs. Why
curse this tree because it simply didn’t have the fruit that wasn’t in season.?
Continuing the reading, we find
Jesus entering the courtyards of the temple in Jerusalem, and there,
courageously, he decides to expel all the merchants who extorted the faithful
who needed to buy animals for offerings and sacrifices and had to exchange
their money for the temple currency. This entire business existed because of
established religious prescriptions! What a sad spectacle, something worthy of
a severe curse, that Jesus followed with harsh acts of expulsion and
correction!
We should ask ourselves if there is
something in our religious practices that point more to a business than to a
true worship. If Jesus were to enter our churches today, what would he drive
out?
Prayer:
Give us pure hearts to truly seek to do your will without ambitions or pretensions.
May our worship of You be sincere and without gain.
Translation by John Potter
Abril 6, lunes
Aniversario Iglesia Juan G. Gómez
AL DÍA
SIGUIENTE
MARCOS
11:12-14
Entonces Jesús le dijo a la higuera: -que
nadie vuelva a comer fruto de ti. Y sus discípulos lo oyeron.
Mr 11:14
Este es uno de esos pasajes de
compleja comprensión. Al día siguiente de su entrada a Jerusalén, al salir de
Betania, Jesús ve una higuera con hojas, y se acerca a ella pensando comer algo
pero el texto dice claramente que aún no era tiempo de higos. ¿Por qué maldecir
a este árbol que simplemente no tiene frutos pues no es el momento indicado?
Continuando la lectura, encontramos
a Jesús entrando en los atrios del templo en Jerusalén, t allí, valientemente,
decide expulsar a todos los mercaderes que hacían extorsión de los fieles que
debían comprar animales para las ofrendas y sacrificios y cambiar sus dineros
para el tributo del templo. ¡Existía todo un negocio a partir de las
prescripciones religiosas establecidas! Qué triste espectáculo, algo digno de
proferirle una severa maldición, que Jesús acompañó de acciones concretas de
repulsa y corrección.
Pudiéramos preguntarnos, ¿hay algo
en nuestras prácticas religiosas que apuntan más a un negocio que a una
verdadera adoración? ¿Si Jesús entrara a nuestros templos hoy, qué expulsaría?
Oración: Danos corazones puros
que busquen realmente hacer tu voluntad sin ambiciones ni pretensiones. Que
nuestra adoración a Ti sea sincera y sin lucros. Amén.
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