Tuesday,
July 7
FAITH’S GREAT LESSON
Genesis
22:1-18
by
your offspring shall all the nations of the earth gain blessing for themselves
Genesis 22:18 (NRSB)
Of all the
passages about Abraham’s life, no other can equal this one which we have just
read. Its human content is such that we are impressed by the majesty with which
the author presents the close relationship between his servant and his Lord.
The sacrifice of Isaac meant a great deal to Abraham. That surrender was clothed in the innocence
of the sacrifice. He knew nothing about all that. His concern for finding the
lamb was the simple anxiety of the one who does not want to see the one whom he
loves and respects contradicted.
God himself
has delivered his Son to us for reconciliation. In a world in which sacrifice
is not the dominant note, this seems little less than impossible. However, it
is strictly true.
It is
possible that no one on earth has ever understood what that great leader, God,
could do for humans and how much this same God demanded of the human race. Will
we be willing to give what Abraham offered? Let us make our faith functional.
May our faith serve us not only for the day when we have to face God, but also
serve us to live with God on this earth. Let’s have faith that God is with us
every day until the end of the world. Let’s strive each moment to increase our
faith.
Prayer: Lord and Father, we pray for the level of our faith, that it
may be what you want. Amen.
Translated by
John Potter
Julio 7,
martes
GRAN
LECCION DE FE
Génesis 22:1-18
En tu simiente
serán benditas todas las naciones
Génesis
22:18
Entre los pasajes de la vida de
Abraham, no hay otro que pueda igualar a éste que hemos leído. Es tal su
contenido humano que nos sentimos impresionados por la majestad con que el
autor presenta la estrecha relación entre su siervo y su Señor. Para Abraham el
sacrificio de Isaac significaba mucho. Aquella entrega estaba revestida por la
inocencia del sacrificio. Nada sabía de todo aquello. Su inquietud por
encontrar el cordero era la intranquilidad simple de quien no quiere ver
contrariado a aquel a quien ama y respeta.
Dios mismo nos ha entregado a su
Hijo para reconciliación. En un mundo en el cual no es el sacrificio la nota
dominante, esto parece poco menos que imposible. Sin embargo, es rigurosamente
cierto.
Es posible que nadie en la tierra
haya comprendido jamás cómo aquel gran caudillo, cuánto Dios podía hacer por el
hombre y cuánto este mismo Dios demandaba del género humano. ¿Estaremos nosotros dispuestos a dar aquello
que ofreció Abraham? Hagamos de nuestra fe algo funcional. Que nos sirva no
sólo para el día que tengamos que enfrentarnos con Dios, sino que también nos
sirva para vivir con Él sobre esta tierra. Confiemos, Él está con nosotros
todos los días hasta el fin del mundo. Busquemos a cada momento que aumente
nuestra fe.
Oración: Señor y
Padre, rogamos por el nivel de nuestra
fe. Que sea el que Tú demandas. Amén.
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