February 11
Anniversary of the church “Juan G. Hall” (Cárdenas)
I TRUST IN GOD
Luke 8:49-56
I trust in God whose word I praise – in God I trust and have not afraid. What can mere mortals do to me? (NIV)
Psalm 56:4
The Psalm describes someone who finds himself persecuted and oppressed. He is someone in anguish, cornered in life by powerful enemies. It is someone, in short, who could have been David while he is pursued by Saul, who tried to kill him.
David’s life is recorded in history and the Bible, because he had been chosen by God to be King of Israel. The situations in his life led him to learn from where he could always draw new strength: from trust in God. And that’s what the Psalm talks about: a relationship with God as one who is nourished by roots from the depths of the earth. Only with deep or extensive roots can a plant survive when beset by drought or in a hostile or desert environment. Confidence! Have more faith! That’s what we prescribe to people who are in low spirits or going through a crisis in their life. But here it is not about a general recommendation; it describes the deep and lasting relationship between the person and his God. It is a relationship that, like the breath of the wind, penetrates every corner of life, bringing the vitality that only the sap of God can give. And that relationship, to which we are invited, has consequences: I praise, sing, pray and meditate on the Word of God, I have no fear or fears because I know I am protected from all danger and threat, from all anguish and pain. No human being has the power to harm the person who trusts in that God of love.
Prayer: Help me put my trust in you, Lord, even in my worst circumstances. Amen.
Translation by John Walter
Febrero 11
Aniversario de la Iglesia “Juan G. Hall” (Cárdenas)
CONFIO EN DIOS
Lucas 8:49-56
Confío en Dios y alabo su palabra; confío en Dios y no tengo miedo. ¿Qué me puede hacer el hombre?
Salmo 56:4
El salmo que describe a alguien que se encuentra perseguido y oprimido. Es alguien angustiado, acorralado en la vida por enemigos poderosos. Es alguien, en fin, que podría haber sido David mientras es perseguido por Saúl quien procuraba matarle.
La vida de David entró en la historia y en la Biblia, porque había sido elegido por Dios para ser rey de Israel. Las situaciones de la vida le llevaron a aprender de dónde puede sacar siempre de nuevo fuerzas: de la confianza en Dios. Y de eso habla el Salmo: de una relación con Dios como quien se nutre con raíces de lo más profundo de la tierra. Sólo con raíces profundas o extensas, una planta puede vivir cuando le acosa la sequía o está en un ambiente hostil o desértico. ¡Confianza! ¡Tenga más fe! Eso les recetamos a las personas que tienen el ánimo bajo o pasan por una crisis en su vida. Pero aquí no se trata de una recomendación general: se describe la relación profunda y duradera entre la persona y su Dios. Es una relación que, como el soplo del viento, va penetrando en todos los rincones de la vida, aportando la vitalidad que solo la savia de Dios puede dar. Y esa relación, a la que estamos invitados, tiene consecuencias: alabo, canto, oro y medito en la Palabra de Dios, no tengo temores ni miedos porque me sé resguardado de todo peligro y amenaza, de toda angustia y dolor. Ningún ser humano tiene poder para hacer daño a la persona que confía en ese Dios de amor.
Oración: Ayúdame a poner mi confianza en ti, Señor, aun en mis peores circunstancias. Amén.
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