Wednesday, September 12, 2018

Wednesday, September 12 THE COST OF LIFE COLOSSIANS 3:1-4


Wednesday, September 12
THE COST OF LIFE
COLOSSIANS 3:1-4 
Set your minds on things above,
not on earthly things. (NIV)
Colossians 3: 2 

One of the harshest realities that we've had to endure during these times is the high cost of all that is sold. Prices are high on everything that’s marketed. What´s happening? Will it be that life has gotten so much more expensive?

All these questions beset our minds; and all this is happening because our world has become materialized in such a way that it has given too much importance to worldly possessions.

Those who have believed in Christ will have to think and live differently: firstly, a higher value will have to be placed on one self, because He paid a high price for our salvation. For this reason, our gaze will not have to be fixed on the immediate, it will have to be toward above, toward the infinite, toward the goal of achieving full and abundant life regarding the spiritual gifts that come from God.

Those are the resources for which we will truly have to fight, because it’s they that have a heavenly origin. It’s they that last, and they that serve to be able to withstand the immediate trials that attempt to subvert our purity and patience in the middle of the race we’ve begun within this plan called life that our God has designed for each of us and has gifted us with so much love.
Prayer: Beloved Father, help us to distinguish what our priorities are in life, and to never turn our senses away from your divine direction. Amen. 
 Translation by John Walter




EL COSTO DE LA VIDA
COLOSENSES 3:1-4

Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.

Colosenses 3: 2 

Una de las realidades más crudas que hemos de soportar durante estos tiempos es el elevado costo de todo lo que se vende. Son altos los precios de todo aquello que se comercializa. ¿Qué está sucediendo? ¿Será que la vida se ha tornado más cara?

Todas estas preguntas asaltan nuestra mente. Y todo esto sucede porque nuestro mundo se ha materializado de tal forma, que se le ha dado demasiada importancia a los bienes terrenales.

Quien ha creído en Cristo ha de pensar y vivir diferente; ha de darse primeramente un alto valor a sí mismo porque Él pagó un alto precio por nuestra salvación. Por esta razón, nuestra mirada no ha de fijarse en lo inmediato, ha de elevarse hacia arriba, hacia lo infinito, hacia la meta de alcanzar vida abundante y plena en cuanto a los dones espirituales que vienen de Dios.

Esos son los recursos por los que verdaderamente hemos de luchar, porque son los que tienen un origen celestial. Son esos los que perduran y los que nos sirven para poder soportar las pruebas inmediatas que intentan sucumbir nuestra pureza y paciencia en medio de la carrera que hemos emprendido dentro de este plan llamado vida que nuestro Dios ha diseñado para cada uno y que nos ha regalado con tanto amor.

Oración: Padre amado, ayúdanos a distinguir cuáles son nuestras prioridades en la vida y a nunca apartar nuestros sentidos de tu dirección divina. Amén.


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