Friday, November 20, 2015

Friday, November 20 WITH YOUR FOOT ON THE ACCELERATOR Ecclesiastes 8:1-9

Friday, November 20
WITH YOUR FOOT ON THE ACCELERATOR
Ecclesiastes 8:1-9

“Who can live and never see death?
 Who can escape the power of Sheol?”

Psalm 89:48

A race car champion in France commented on the fatal accident of another driver in the trials of said race: “Some consider us crazy and irresponsible, but that’s not true. We are aware of the risk, but we tell ourselves it will never happen to us.”

And on another occasion someone said, “Everyone jokes about death. It’s always someone else’s death, someone else’s funeral; the bells never toll for us.”

Right there lives a terminal patient, over there a youth died in a traffic accident. Each one of us sees how the others are doing, and it seems that we behave as if we were going to live forever. The cemeteries continue filling right before our eyes, and we don’t realize that just there, there’s a place already reserved for us. The truth is that we don’t want to see it because it scares us. We fear death, but we are also afraid of ourselves, of putting our lives in order. We fear God, and as we flee from Him; we think we have nothing to do with Him, that He’s behind us.

But that’s not the way it is. God is in front, and we’re headed right for Him without being prepared to meet Him. Then we close our eyes, with our foot on the accelerator. But that’s not the solution. We should prepare ourselves for our meeting with him, since we don’t know when we may be in his presence. Don’t you think it’s better to be prepared?

Prayer:  Loving Lord, permit me to stop at each instance to look towards you. 

Translated by John Walter


CON EL PIE EN EL ACELERADOR
Eclesiastés 8:1-9

“¿Quién puede vivir sin ver la muerte?
¿Quién puede salvarse del poder del sepulcro?

Salmo 89:48

Un campeón de carreras de auto en Francia comentaba el accidente mortal de otro piloto en los ensayos de dicha carrera: “Algunos nos consideran locos e inconscientes, pero es falso. Somos conscientes del peligro, pero nos decimos que nunca nos tocará a nosotros”.

Y alguien dijo en otra ocasión: “Todo el mundo se burla de la muerte. Siempre es la muerte de los demás, el entierro de los demás, las campanas nunca suenan para nosotros mismos”.

Allí vive un enfermo terminal, allá un joven murió en un accidente de tránsito, cada uno de nosotros vemos cómo se van yendo los demás, y parece que nos comportamos como si fuésemos a vivir para siempre. Los cementerios se van llenando ante nuestros ojos y no nos damos cuenta de que allí ya hay un lugar reservado para nosotros. Lo que sucede es que no queremos verlo, porque nos da miedo. Tenemos miedo de la muerte, pero también de nosotros mismos, de poner nuestra vida en regla. Tenemos miedo de Dios, y como huimos de Él, pensamos que ya no tenemos nada que ver con Él, que se quedó atrás.

Pero no es así,  Dios está delante y vamos derechos hacia Él, sin estar preparados para encontrarle. Entonces cerramos los ojos, con el pie en el acelerador. Pero esa no es la solución. Debemos prepararnos para su encuentro, pues no sabemos cuando tengamos que estar en su presencia. ¿No crees que es mejor estar preparados?

Oración: Amado Señor, permíteme detenerme a cada paso para mirar hacia ti.



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