Friday, August 23, 2019

Friday, August 23 Anniversary of the World Council of Churches THE HOLINESS OF WAITING HABAKKUK 2:1-5


Friday, August 23
Anniversary of the World Council of Churches

THE HOLINESS OF WAITING
HABAKKUK 2:1-5

There is still a vision for the appointed time; it testifies to the end;
 it does not deceive.  If it delays, wait for it; for it is surely coming; it will not be late.
Habakkuk 2:3 (CEB)

It is hard for me to wait.  I have a very active personality and I operate under the maxim: don’t leave for tomorrow what you can do today.  It is much easier for me to plan work and do it than to wait passively for the “one who is responsible” to do it.  However, the reflection for today makes us aware of the importance of times of waiting.  

Advent and Lent are times of waiting, of preparation for something that is to come.  And both seasons remind us that the waiting is not a loss of time, but a form of redeeming time.  Jesus was thirty years old when he began his three-year public ministry.  Paul spent time in Damascus and Arabia between his conversion and his missionary ministry.  Scholars estimate that it was a period of 15 years.  These examples and others help us to see that the time of preparation is part of the plan, not a delay in it.  Little by little I am learning to understand this truth and my life is being enriched by waiting. God offers us Lent and Easter, in part to help us learn the benefits of an active waiting.  We don’t always have to be productive.  We need periods in which we permit the Spirit to prepare us, trusting that God will define the action and will move us when the time to act comes.  If we don’t make time, how will God prepare our hearts?

Prayer:   God of love, help us to remember that time does not have to be filled with activity to be of value.  Teach us that preparation is an essential part of spiritual life.  Amen.


Translation  by Deborah  McEachran

Aniversario del Consejo Mundial de Iglesias

LO SAGRADO DE ESPERAR
HABACUC 2:1-5

Aunque la visión tardará aún por un tiempo, más se apresura
hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo,
porque sin duda vendrá, no se tardará.
Habacuc 2:3

Me resulta difícil esperar. Tengo una personalidad demasiado activa y me conduzco bajo la máxima: no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Es mucho más fácil para mí planear el trabajo y hacerlo, que esperar pasivamente que “el que le toque” lo haga. Sin embargo, la reflexión de hoy pretende hacernos conscientes de la importancia de los tiempos de espera. Adviento y Cuaresma son tiempos de espera, de preparación de algo que ha de venir. Y ambos momentos nos recuerdan que la espera no es una pérdida de tiempo, sino una forma de redimirlo.

Jesús tenía unos treinta años cuando comenzó su ministerio público de tres años. Pablo pasó un tiempo en Damasco y Arabia entre su conversión y su ministerio misionero. Los eruditos estiman que fue un promedio de quince años. Estos ejemplos y otros más nos ayudan a ver que el tiempo de preparación es parte del plan, no una demora en este. Poco a poco estoy aprendiendo a comprender esta verdad y mi vida se está enriqueciendo en la espera. Dios nos ofreció la Pascua, en parte para ayudarnos a aprender los beneficios de una espera activa. No tenemos que ser productivos siempre. Necesitamos períodos en los que permitamos que el Espíritu nos prepare, confiando en que Dios definirá la acción y nos moverá cuando llegue el tiempo de actuar. Si no hacemos tiempo, ¿Cómo podrá Dios preparar nuestros corazones?

Oración: Dios de amor, ayúdanos a recordar que el tiempo no tiene que llenarse con una actividad para que sea valioso. Enséñanos que la preparación es una parte esencial de la vida espiritual. Amén.



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