Tuesday, August 6
ONLY GOD IS
PERFECT
MATTHEW 7:1-5
Do not judge, so
that you may not be judged.
Matthew 7:1 (NRSV)
The Iliad
is one of the masterpieces of universal literature. It is the story of the
Trojan War. In it, its author Homer focuses on Achilles, the work’s
protagonist. The legend affirms that Achilles was invulnerable, except for his
heel, that virtue obtained by his mother Tethys, considered the goddess of the
sea in mythology, by submerging Achilles in the water of the River Styx. After
killing Hector and avenging his friend Patroclus in battle, he is hit by an
arrow shot by Paris and guided by the god Apollo, precisely into Achilles’
heel, leading to his fall and death. The heel was the only part of him not
submerged in the waters of Styx.
It’s not
our intent to retell such a great work in a few lines. We only want to
emphasize that although we think of ourselves as invulnerable, we all have an
“Achilles’ heel.” Perfection is not impossible, but it is costly and for that
reason very infrequent.
Nothing is
easier than highlighting the faults of others without stopping to evaluate our
own. The Sermon on the Mount is very clear in affirming, “You hypocrite, first
take the log out of your own eye, and then you will see clearly to take the
speck out of your neighbor's eye.” (7:5)
Unfortunately, we are not perfect: we commit faults and there are always
vulnerable traits in our personalities and actions that expose our weaknesses
and defects. Let us think that as we suffer from others’ faults, they also
suffer the same way from ours. We all have an “Achilles’ heel.”
Prayer: O Lord, teach me not to judge, because I too am imperfect.
Help me to not see what is bad in those around me. In Jesus’ name. Amen.
Translation by
John Potter
SOLO DIOS ES PERFECTO
MATEO 7:1-5
No juzguéis, para que no seáis juzgados
Mateo 7:1
La Ilíada es una de las
obras maestras de la literatura universal. Es el relato de la guerra de Troya.
En ella su autor, Homero, destaca a Aquiles, protagonista de la obra. La
leyenda afirma que Aquiles era invulnerable, y sólo su talón quedó fuera de esa
virtud conseguida por su madre Tetis, considerada la diosa del mar en la
mitología, al sumergirlo en la laguna Estigia. Después de matar a Héctor y
vengar a su amigo Patroclo en la batalla, es alcanzado por una flecha lanzada
por Paris y guiada por el dios Apolo, la cual fue a dar precisamente al talón
de Aquiles, produciendo su caída y muerte. El talón fue lo único que no se
sumergió en la laguna.
No es nuestro interés
narrarle una obra tan grande en unas líneas. Solo destacamos que, aunque nos creamos
invulnerables todos tenemos un “talón de Aquiles”. La perfección no es inalcanzable,
pero es costosa, y por ello poco frecuente. No hay nada más fácil que destacar
los defectos ajenos sin detenernos a valorar los nuestros. El Sermón del Monte
es bien claro al afirmar: Hipócrita, saca
primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del
ojo de tu hermano. Lamentablemente, no somos perfectos, cometemos faltas y
siempre hay rasgos vulnerables en nuestra personalidad y acciones que ponen al
descubierto nuestras debilidades y defectos. Pensemos que, igual que sufrimos
por las faltas de otros, ellos también padecen a causa de las nuestras. Todos
tenemos un “talón de Aquiles”.
Oración: Oh Padre, enséñame a no juzgar, porque yo también
soy imperfecto. Ayúdame a no ver lo malo de los demás. Por Jesús, amén.
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