Monday,
August 19
THE OPEN SANCTUARY
PSALM 100
Enter his gates with
thanks; enter his courtyards with praise!
Psalm 100:4ª (CEB)
Many years ago, when
Ruling Elder Albertina Planas Abreu of the First Presbyterian Church of Havana
was in charge of keeping the sanctuary open, she had the idea of selecting a
Bible text as a daily meditation. From this
good idea came a group of meditations that were given the title: Meditations for the Open Sanctuary. Much time has passed, and many people have
cared for the sanctuary in the morning and the evening over the years. But many more have daily walked in, asked
questions, expressed an interest, and often we see them in worship the next
Sunday. Other groups come in and only
sit to pray. I ask myself, what would
have happened to these people if they had come by and found the doors to our
sanctuary closed? Where would they have been
able to stop? What would have happened in their lives that day, and beyond that
moment, if God had not “pushed” them to enter? What would have happened if many
years ago God had not started this beautiful ministry? And more importantly, what would have
happened if God each morning and each afternoon did not use the sisters and
brothers who kindly contribute to care for the sanctuary so that people who
desire to do so can enter? We are
grateful to God for all of these lives:
for those who began the ministry, for those who have maintained it until
today, and for all the people who feel interested to enter and continue coming.
Prayer: Thank you Lord, on this day, for the beautiful
ministry of an open sanctuary of the First Presbyterian Church of Havana. We ask you to continue blessing this group of
brothers and sisters who, day by day, devote their time to this effort. In the holy name of Jesus Christ, Amen.
Translation
by Deborah McEachran
EL TEMPLO ABIERTO
SALMO 100
Entrad
por sus puertas con acción de gracias
por sus
atrios con alabanza.
Salmos
100:4a
Hace muchos
años, cuando la PG. Albertina Planas Abreu, de nuestra Primera Iglesia
Presbiteriana de Habana, se hizo cargo de mantener el Templo abierto, surgió la
idea de tener un fragmento bíblico como meditación diaria. De esta noble idea
surgieron un grupo de meditaciones que se pudieran titular: Meditaciones para
el Templo Abierto. Ha pasado muchísimo tiempo; así como también muchísimas
personas han cuidado durante estos años el templo de mañana y de tarde. Pero
muchísimas más son las personas que a diario pasan por allí, entran, preguntan,
se interesan; y a muchas las vemos en el
culto del siguiente domingo. Otro grupo, entra y solamente se sientan a orar.
Me pregunto qué habría sido de esas personas si al pasar por allí hubiesen
visto las puertas de nuestro templo cerradas. ¿A dónde hubiesen ido a parar?
¿Qué habría sido de sus vidas ese día, y a partir de ese momento, si Dios no
los hubiese “empujado” a entrar? ¿Qué habría pasado si Dios hace muchos años no
hubiese impulsado este bello ministerio?; y más importante aún, ¿Qué pasaría si
Dios cada mañana o cada tarde no dispusiera de las hermanas y los hermanos que
amablemente contribuyen a cuidar el templo para que puedan entrar las personas
que así lo quieran? Agrademos a Dios por todas esas vidas: por aquellos que
comenzaron la obra, por quienes la han mantenido hasta hoy, y por todas las
personas que sienten interés de entrar y que continúan viniendo.
Oración:
Gracias te damos Señor, en este día, por el bello ministerio del templo
abierto de la Primera Iglesia Presbiteriana de La Habana. Te pedimos continúes
bendiciendo a ese grupo de hermanos y hermanas que, día a día, dedican su
tiempo a esta labor. En el santo nombre de Cristo Jesús, amén.
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