Wednesday, August 7, 2019

Wednesday, August 7 GOD BLESS YOU ACTS 7:54-60


Wednesday, August 7
GOD BLESS YOU
ACTS 7:54-60

But Stephen, filled with the Holy Spirit,
gazed into heaven and saw the glory of God
and Jesus standing at the right hand of God.
Acts 7:55 (NRSV)
            The word “blessing” appears dozens of times in the Old and New Testaments. We always encounter it when it forms part of a story where its significance plays a decisive part.
            Stephen was on his knees. He had been brutally beaten over many hours. In the middle of a field in the darkness of night he realized that the end of his life was approaching. Remembering what as a Christian he had read many times he decided to pray to God for those who mistreated him and were taking his life. One of his captors, according to the testimony of a witness, pulled out his pistol, blasphemed, saying he didn’t need a blessing from anybody, and shot Stephen Hernández Alfonso to death.
            God’s blessing is the greatest thing that a believer can count on. A phrase with such significance should not be a substitute for “Good day” or translate itself into an elegant way to end a conversation. Let’s ask God to bless us and others, but let’s do it as what it is: a fervent prayer asking for the company and direction of God and the Holy Spirit for everyone. Thus will we be truly blessed and desire blessing for others.

Prayer: Thank you, Lord, for your constant and continuing blessing in my life. Amen.

Translation by John Potter

DIOS TE BENDIGA
HECHOS 7:54-60

Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos
en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús
que estaba a la diestra de Dios.
Hechos 7:55

La palabra “bendición” aparece decenas de veces en el Antiguo y Nuevo Testamento. Siempre que la encontramos forma parte de un relato donde su significado juega un papel determinante.

Esteban estaba de rodillas. Había sido golpeado brutalmente durante muchas horas. En medio del campo y en la oscuridad de la noche, se percató que el fin de su vida se acercaba. Rememorando lo que como cristiano había leído varias veces, decidió pedirle a Dios por aquellos que lo maltrataban y le quitaban la vida. Uno de sus captores, de acuerdo a la información de un testigo presencial, extrajo su pistola, blasfemó diciendo que él no necesitaba bendición de nadie y ultimó a balazos a Esteban Hernández Alfonso.

La bendición de Dios es lo más grande con que puede contar el creyente. Una frase con tanta significación no puede sustituir a “buenos días” o traducirse en una forma más o menos elegante con que concluir una conversación. Pidamos a Dios que nos bendiga a nosotros y a otros; pero hagámoslo como lo que es: una ferviente oración pidiendo para todos la compañía y dirección de Dios y el Espíritu Santo. Así realmente seremos bendecidos y desearemos bendición para otros.

Oración: Gracias Señor, por tu bendición constante y continua en mi vida. Amén.



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