Wednesday, October 13
TO BE WELCOMING
2 Kings 8-16
Let us make a small room on the roof, and put in it a bed and a table, a chair and a lamp for him. Then he can stay there whenever he comes to us. (NIV)
2 Reyes 4:10
The story of the Shunamite woman and the Prophet Elisha is a magnificent example of hospitality and gratitude. Regarding the attitude of the Shunamite, let us say that she had the initiative of hospitality without knowing very well who she was receiving. It was her sensitivity that opened the doors of her home. After a time she knew how to recognize a prophet of God in Elisha, that is, she was attentive to know more profoundly who she received. Finally, her selfless gesture was crowned by the satisfaction of her most desired wish: to have a son.
Today we live in a world where distrust and egotism prevail over hospitality and mercy. However, this reading reminds us that it’s worth it to be spontaneous in our vocation to service and care, and furthermore, to go deep enough and thus promote profound and not superficial relationships. Let us open ourselves to the many needs for receptivity that surround us today. Let God guide us to extend a welcome to those who need it so much. Let us be grateful like Elisha, who responded with a beautiful gesture to the love that opened before him. Thus, surely, what seems impossible will be true, and no stumbling block will take away hope from our lives.
Prayer: My good God, allow us to be docile creatures in your hands to express your love through concrete gestures. Amen.
Translation by John Walter
Octubre 13, miércoles
SER AGCOGEDORES
2 Reyes 8-16
Debiéramos hacerle un pequeño aposento en la azotea, y poner allí una cama y una mesa, y una silla y un candelero, para que cuando pase por aquí pueda quedarse con nosotros.
2 Reyes 4:10
La historia de la sunamita y el profeta Eliseo es un magnífico ejemplo de hospitalidad y de agradecimiento. Sobre la actitud de la sunamita notemos que tuvo la iniciativa de la hospitalidad sin saber muy bien a quién recibía, fue su sensibilidad la que abrió las puertas de su hogar. Pasado un tiempo, supo reconocer en Eliseo un profeta de Dios, es decir, estuvo atenta para conocer más profundamente a quien recibía. Por último, su gesto desinteresado estuvo coronado por la satisfacción de su más anhelado sueño: tener un hijo.
Hoy vivimos en un mundo donde la desconfianza y el egoísmo imperan sobre la hospitalidad y la misericordia. Sin embargo, esta lectura nos recuerda que vale la pena ser espontáneos en nuestra vocación al servicio y el cuidado, y ademáás, profundizar suficientemente y promover así relaciones profundas y no superficiales. Abrámonos a las tantas necesidades de acogida que hoy nos rodean. Dejemos que Dios nos guíe para atender y acoger a quienes tanto lo necesitan. Seamos agradecidos como Eliseo, que respondió con un hermoso gesto al amor que se abría ante él. Así, seguramente, lo que parece imposible será cierto, y ningúún tropiezo quitará la esperanza de nuestras vidas.
Oración: Dios bueno, permite que seamos dóciles criaturas en tus manos para expresar tu amor a través de gestos concretos. Amén.
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