Wednesday, August 3
Anniversary of the Church “Rev.
Evaristo Collazo” (Remedios)
BEING A COMMUNITY
MATTHEW 9:35-38
When he saw the
crowds, he had compassion on them,
because they were harassed
and helpless, like sheep without a pastor.
Matthew 9:36
A few days ago I passed by a park and took a
seat on one of its benches in the shade of a flamboyán tree. In the past, whenever I’d done this, the children’s
games and laughter, the lovers’ smiles, and the peacefulness of elderly people had
always entertained me. But on this occasion, the park didn’t have this magic,
because the people gathered there were pursuing a single objective: to connect
on their cell phones to some family member or friend abroad. I remembered
Jesus’ compassion upon observing the multitudes. I asked myself when that park
had ceased being a magical place to socialize or chat directly with one another
about baseball or some other issue of national consequence. Arriving home I
asked my sons, “Where do the boys and girls play now? Where do people fall in love?” They laughed
at me and answered, “Mom, now all this can be done just as well by telephone or
computer.”
I understand that for many families the
possibility of communicating with family members who have emigrated is very
important, but let’s not lose sight of the fact that our human relationships
are more than text messages.
Through Jesus, we learned the importance of
being a community, of visiting the sick, of accompanying the needy, of sharing
bread and fish with friends. In short, let
us not become scattered and distant; nothing can ever substitute for the
richness of a human relationship, as close and as direct as that which God has
with us.
Prayer: Our God, thank you for your closeness. Help us
to be evermore an image of you, becoming more humane and closer to one another.
Amen.
Translated by
John Walter
Aniversario de la
Iglesia “Rev. Evaristo Collazo”
(Remedios)
SER
COMUNIDAD
MATEO
9:35-38
Al
ver las multitudes tuvo compasión de ellas, porque estaban
desamparadas
y dispersas como ovejas que no tienen pastor
Mateo
9:36
Hace unos
días pasé por un parque y me senté en uno de sus bancos a la sombra de un
framboyán. Antes cuando hacía esto siempre
me entretenía con el juego y la risa de
los niños, la sonrisa de los enamorados, la paz de las personas ancianas,
etc… Solo que en esta ocasión el parque
no tenía esta magia, pues las personas que allí se encontraban perseguían un único objetivo: conectarse a través de sus teléfonos móviles con algún
familiar o amigo que reside en el extranjero. Recordé la compasión de Jesús al
observar las multitudes. Me pregunto cuándo aquel parque dejó de ser ese lugar mágico
para socializar, conversar directamente sobre el béisbol u otro asunto de la
realidad nacional. Al llegar a casa pregunté a mis hijos: ¿Dónde juegan los niños y las niñas
ahora? ¿Dónde se enamora la gente? Ellos
se rieron de mí y me contestaron: mami, ahora todo eso se puede hacer también a
través del teléfono o la computadora.
Entiendo
que es muy importante para muchas familias la posibilidad de comunicarse con
familiares que han emigrado, pero no perdamos de vista que nuestras relaciones
humanas son más que mensajes de texto. Con Jesús aprendimos la importancia de
ser comunidad, de visitar a los enfermos, acompañar a los necesitados, comer
algo de pan y de pescado con los amigos. En fin, no nos dispersemos, nunca nada
podrá sustituir la riqueza de una relación humana, cercana y directa como la
que Dios tiene con nosotros.
Oración:
Dios nuestro, gracias por tu cercanía. Ayúdanos a ser cada vez más imagen tuya,
siendo más humanos y más cercanos unos de otros. Amén.
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