Sunday,
June 25
COMFORT FOR THOSE WHO MOURN
JOHN 11:28-37
Jesus said to her, “Your brother will rise again.”… Jesus wept. (NIV)
John
11:23,35
A few years ago, I felt uncomfortable visiting people who had lost a loved
one. I asked myself what I would say to them, how I would be able to comfort
them, but I have learned that I don’t have to feel that way.
I think that a person versed in God’s Word, led by the Holy Spirit, and
sensitive to a neighbor’s pain can share consoling words with the mourner,
although at times his or her presence alone would be enough.
We can learn from how Jesus ministered to Martha and Mary when their
brother Lazarus died.
Jesus spoke to Martha about the certainty of the resurrection and wept with
her.
Let us not avoid those who are experiencing painful situations. Those who
have lost their loved ones need our help, our sensitivity. We can offer them
consolation, even without saying a thing, simply by our presence or a hug. The
mere fact of being at their side shows our Christian concern for them.
Prayer: Lord, prepare us to share words of encouragement
and consolation to mourners. Grant us your help to console them. Thank you,
Lord, because we know you will do it. Amen.
Translation by George Meek
CONSUELO A LOS DOLIENTES
JUAN 11:28-37
Jesús le dijo: Tu hermano resucitará… Jesús lloró
Juan 11:23,35
Hace algunos años me sentía incómoda visitando a personas que habían
perdido a un ser querido.
Me preguntaba qué les iba a decir, cómo podría acompañarles de una
manera adecuada, pero he aprendido que no tengo por qué sentirme así.
Creo que una persona instruida en la Palabra de Dios, rendida al
Espíritu Santo, y sensible al dolor de su prójimo, podrá compartir una palabra
de consuelo al doliente, aunque en
ocasiones con su presencia sea suficiente.
Nosotros podemos aprender de la forma en que Jesús ministró a Marta y a
María al morir su hermano Lázaro. Jesús
le habló a Marta de la certeza de la resurrección y lloró con ella.
No nos mantengamos alejados de los que atraviesan situaciones de dolor.
Aquellos que han perdido a sus seres queridos, necesitan de nuestra ayuda, de
nuestra sensibilidad. Nosotros podemos ofrecerles consuelo, incluso sin
decir nada, tan solo con nuestra
presencia, o con un abrazo.
El solo hecho de estar a su lado muestra nuestro afecto en Cristo por
ellos.
Oración: Señor, prepáranos para dar palabras de consuelo y
aliento a los dolientes. Concédenos tu ayuda para consolar a otros. Gracias
Señor, porque sabemos lo harás. Amén.
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