Thursday, September 2
WHY DON'T YOU COME AND HELP ME?
Psalm 77: 1-14
In the day of my trouble I seek the Lord
Psalm 77:2a (NRSV)
In Psalm 77, it is horrifying that Asaph, its author, seems to blame God for his suffering. Probably, in the face of pain, this one of the first things we feel. Then, invariably, the question arises, “Where is God?” “Why doesn’t God free me from this dilemma?”
Confessing honestly what we are feeling is one of the first steps toward healing. Asaph confessed what he was feeling, and then after the relief and doubt about God’s actions, he began to remember and analyze his past. Then in feeling faithfulness, love and mercy, he saw how marvelous God had been with him. This memory allowed Asaph to humble himself before the Father, and to again place his faith in God.
If you are suffering, remember all that God has done in your life. Pour out your affliction and sadness on the Lord’s altar. He is ready to become that essential thing you need in this difficult stage of pain and trial: your refuge, your help, your deliverer.
Let’s trust that God will never desert us and will fulfill his promise in our lives.
Prayer: Beloved Lord, I will put my trust in you. I will take refuge beneath your wings and will not fear. Amen.
Translation by John Potter
Septiembre 2, jueves
¿POR QUE NO VIENES A AYUDARME?
Salmo 77: 1-14
En los momentos más difíciles, siempre busco a Dios
Salmo 77:2
En el Salmo 77 causa horror el hecho de que Asaf, su autor, parece culpar a Dios por su sufrimiento. Probablemente ese es uno de los primeros sentimientos que tenemos ante el dolor. Luego invariablemente, surge el cuestionamiento: ¿Dónde está Dios? ¿Por qué no me libra de este problema?
Confesar honestamente lo que estamos sintiendo es uno de los primeros pasos para la sanidad. Asaf confesó lo que estaba sintiendo, y luego del desahogo y de la duda sobre las acciones de Dios, comenzó a recordar y a analizar su pasado. Entonces vio cuán maravilloso había sido Dios con él, siendo fiel, amoroso y misericordioso. Este recuerdo hizo que Asaf se humillase ante el Padre, y nuevamente depositase su confianza en Él.
Si usted está sufriendo, recuerde todo lo que Dios hizo en su vida. Derrame su aflicción y tristeza en el altar del Señor. Él está dispuesto a convertirse en aquello esencial que usted necesita en esta etapa difícil de dolor y prueba: su refugio, su auxilio, su libertador.
Confiemos en que Dios nunca nos dejará solos, y que cumplirá su promesa en nuestras vidas.
Oración: Confiaré en ti mi amado Señor. Me esconderé bajo tus alas y no temeré. Amén.
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