June 20
ALWAYS BLESS
Romans 12:9-21
Bless those who persecute you; bless and do not curse them.
Romans 12:14 (NRSV)
It is an all-too-recurring fashion to listen to discussions, offenses and all kinds of insults, gossip or negative rumors about people, situations, groups, etc. at any time, in most cases, without any foundation. It seems to be only for the pleasure of insulting, denigrating or badmouthing.
Offenses are often the lowest form of defense a person finds; when feeling threatened or attacked, he resorts to it without having tried other strategies. The word in this meditation reminds us that we must not let evil get the best of us, but rather to use good as the means of confronting and overcoming it.
An excellent method that we must employ daily is to bless those around us, whoever they may be, especially those who pursue us or slander us. What a good practice it is to try to speak only well, to banish murmurings and misgivings which inflict so much damage on those around us and on ourselves. The same apostle Paul recommended that all of our words should be “seasoned with salt,” (Col. 4:6) implying that our language should avoid all insults and impropriety and everything that does not edify. (4:29)
This is an exhortation that we must urgently put into practice because, unfortunately we are drawn into evil. Blessing is always a good antidote.
Prayer: Lord, you call us to be fountains of blessing. May we know how to bless and not curse as a witness to your infinite goodness. Amen.
Translation by John Potter
Junio 20
BENDECIR SIEMPRE
Romanos 12:9-21
Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis
Romanos 12:14
Es una moda demasiado recurrente el escuchar a cualquier hora discusiones, ofensas y toda clase de improperios, chismes o rumores negativos acerca de personas, situaciones, grupos, etc., en la mayoría de los casos, sin basamento alguno, pareciera que solo por el placer de insultar, denigrar o hablar mal.
Las ofensas muchas veces son el modo más bajo de defensa que encuentra una persona; al sentirse amenazada o agredida, recurre a ello sin haber intentado otras estrategias. La palabra en esta meditación nos recuerda que no debemos dejar que el mal nos venza, sino emplear el recurso del bien como medio para enfrentarlo, y vencerlo.
Un excelente método que debemos ejercitar a diario es el bendecir a los demás, sea quien sea, incluso a quien nos persigue o maldice. Qué buena práctica es esa de intentar solo hablar para bien, desterrar las murmuraciones y recelos que tanto daño hacen a los demás y a nosotros mismos. El propio apóstol Pablo recomendaba que todo nuestro hablar debería estar “sazonado con sal” (Col 4.6), dando a entender que nuestra lengua debe evitar todo insulto e improperio y todo aquello que no edifique (Ef 4.29).
Esta es una exhortación que debemos poner en práctica con urgencia, pues a menudo, tristemente, somos arrastrados hacia el mal. Bendecir siempre es un buen antídoto.
Oración: Señor, Tú nos llamas a sr fuente de bendición. Que sepamos bendecir y no maldecir, como testimonio de tu bondad infinita. Amén.
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