SUNDAY, SEPTEMBER 17
THE GOLDEN RULE
Matthew 7: 1-12
So in everything, do to others what you would have them do to you…
Matthew 7:12 (NIV)
“Don’t do to others what you don’t want them to do to you.” The fact is that the issue of empathy is essential if we are talking about understanding others. It is difficult to forgive, no doubt, because our pain, our pride, the scar left by that bad deed that was done to us always weighs more. . . . However, how many times have we thought about the circumstances that led that person to do what we do not know how to forgive?
Of course not all cases are the same, but there are many petty squabbles, controversies and misunderstandings within our own churches that have their origin in the inability to open ourselves above our own pride and turn over a new leaf.
If God were left with the frustration that, even though we are his disciples, we break the commandments daily with our actions, he would never have sent Jesus, nor would he still be insisting on revealing himself in our lives. Let us try to build relationships based on empathy, where human quality prevails and not selfish conflicts. Our churches need unity, and for this it is vital to learn to forgive, just as God offers us his forgiveness.
Prayer: God of life, may I be with my neighbor, as you offer your understanding of my faults. Amen.
Translation by Pat Metcalf
DOMINGO, 17 DE SEPTIEMBRE
LA REGLA DE ORO
Mateo 7: 1-12
Así que, todas las cosas que quisiereis que los hombres hiciesen con vosotros, así también haced vosotros con ellos...
Mateo 7:12
“No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti.” Y es que el tema de la empatía es medular si de comprender a otros hablamos. Es difícil perdonar, sin dudas, porque siempre pesa más nuestro dolor, nuestro orgullo, la cicatriz que dejó aquella mala acción que nos hicieron... Sin embargo ¿cuántas veces hemos pensado en las circunstancias que llevaron a esa persona a hacer aquello que no sabemos perdonar?
Por supuesto que no todos los casos son iguales, pero hay muchas pequeñas riñas, controversias y malos entendidos dentro de nuestras propias iglesias que tienen su origen en la incapacidad de abrirnos por encima de nuestro propio orgullo, y pasar página.
Si Dios se quedara con la frustración de que, aún siendo sus discípulos, rompemos los mandamientos diariamente con nuestras acciones, nunca hubiera enviado a Jesús, ni estuviera aun insistiendo en revelarse en nuestras vidas. Intentemos construir relaciones desde la empatía, donde pese la calidad humana y no los conflictos egoístas. Nuestras iglesias necesitan unidad, y para ello es vital aprender a perdonar, así como Dios nos ofrece su perdón
Oración: Dios de vida, que sea yo con mi prójimo, como tú ofreces tu comprensión ante mis faltas. Amén.
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