Sunday, December 11, 2022

DECEMBER 11

MY LORD IS GREAT

Isaiah 9:6-7

For to us a child is born, to us a son is given, and the government will be on his shoulders… (NIV)

Isaiah 9:6

            I invite you to meditate upon the greatness of God in this moment we are passing through; it is the very important liturgical time of Advent.

            Since ancient times the people of Israel knew how to invest adequate attributes on their God Yahweh, who had revealed himself to the people as the God of liberation and the promise of the new land. Many centuries passed that way, and the people’s understanding of God was deepening, despite the vicissitudes of the history that brought them to be slaves of various empires and also those that separated them on numerous occasions from Yahweh, who always received them after having announced himself repeatedly through their prophets. Thus, little by little he was defining himself not as a God of vengeance and ire, but rather as a God of forgiveness and reconciliation.

            But what the people of Israel hadn’t considered was the definitive revelation of God through the incarnation in a humble child. The maximum greatness they had praised is now shown through fragility, humility, and simplicity. That was a manifestation of God not everyone understood because it is very difficult to distinguish the big from the small, the grandiose from the simple. Today, it is also difficult for us to understand God in terms of fragility. This Advent is a new opportunity to try to get closer to that mystery that reveals the true power and glory in apparently the most insignificant.

 

Prayer: Lord, you are great in what is small. Cover us with your mantle of love and care. Renew us in your Holy Spirit. Amen.

 

Translation by John Walter

 

 

DICIEMBRE 11

MI SEÑOR ES GRANDE

Isaías 9:6-7

Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros…

Isaías 9:6

            En este momento en el que transitamos el tiempo litúrgico tan importante que es el Adviento, les invito a que meditemos acerca de la grandeza de Dios.

            Desde los tiempos antiguos el pueblo de Israel supo colocar los atributos adecuados a su Dios Yahvé, que se le había revelado como el Dios de la liberación y la promesa de la tierra. Así pasaron muchos siglos y la comprensión de Dios que tenía el pueblo fue profundizándose entre avatares de la historia que los llevó a ser esclavos de diversos imperios y también a apartarse en numerosas ocasiones de Yahvé, quien siempre los recibía de vuelta, tras anunciar arrepentimiento a través de sus profetas. Así, poco a poco, fue definiéndose como un Dios no ya de las venganzas y la ira, sino del perdón y la reconciliación. 

            Pero lo que el pueblo de Israel no tenía en mente era la revelación definitiva de Dios a través de la encarnación en un humilde niño. La máxima grandeza a la que habían alabado ahora se muestra a través de la fragilidad, humildad y sencillez. Esa fue una manifestación de Dios que no todos comprendieron, porque es muy difícil unir lo grande y lo pequeño, lo grandilocuente y lo sencillo.

            También hoy a nosotros nos cuesta trabajo comprender a Dios en términos de fragilidad. Este Adviento es una nueva oportunidad para tratar de acercarnos a ese misterio que descubre el verdadero poder y la gloria, en lo aparentemente más insignificante.

 

Oración: Señor, tú eres grande en lo pequeño. Cúbrenos con tu manto de amor y cuidados. Renuévanos en tu Espíritu Santo. Amén.

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