Wednesday, September 2
GOD CALLS US
Jeremiah 1:4-17
“I am the Lord’s servant. May it be to me as you
have said.”
Luke 1:38
Is there such a thing as a vocation? There are
hundreds of thousands of responses to this question. The only intelligent way
to answer this question, without falling into intellectual speculation, is to
conduct a personal examination of existence itself.
Jeremiah reveals little to us about his personal
experience with vocation. His calling is traced through a dialogue
between God and the prophet, and two narrated visions: the one about the
almond branch and the one about a boiling pot, both of which seem rather vulgar
for such a transcendental mission as the one that God was demanding of him.
Jeremiah’s personal experience was something
intimate, different from the stories of Moses and Isaiah’s callings. It
is the fruit of an experiential encounter with the Lord, whose memory
strengthened him when his anguish and his failings as a prophet weakened him.
God lets us know his will for our lives in
different ways. There is no unique pattern: it can be in extraordinary
circumstances, such as occurred with Moses and Isaiah; or through an intimate
dialogue, as was the case with Jeremiah.
Oración: Lord, here I am, send me. Amen.
DIOS NOS LLAMA
Jeremías 1:4-17
“Yo soy la sierva del Señor.
¡Cúmplase en mí lo que has dicho!” Luke 1:38
¿Existe la vocación?
Para responder a esta pregunta existen cientos de miles de respuestas. El único
recurso inteligente para responder a esta pregunta, sin caer en la especulación
intelectual, es la del examen personal de la propia experiencia.
Es poco lo que
nos revela Jeremías acerca de su experiencia personal de vocación. Su
llamamiento se traza a través de un dialogo entre Dios y el profeta, y dos
visiones que se narran: la de la rama de almendro y la de una olla que hierve,
que resultan bien vulgares para una misión tan trascendental como la que le
estaba demandando Dios.
La experiencia
personal de Jeremías fue algo íntimo, diferente de los relatos de llamamiento
de Moisés e Isaías. Es el fruto de un encuentro vivencial con el Señor, cuyo
recuerdo lo fortaleció cuando sus angustias y fracasos como profeta lo
debilitaban.
Dios nos da a conocer su voluntad para nuestras vidas
en formas diferentes, no hay un patrón único, puede ser en circunstancias
extraordinarias, como ocurrió con Moisés e Isaías; o a través de un
diálogo íntimo, como fue el caso de Jeremías.
Oración: Señor, aquí
estoy yo, envíame a mí. Amén.
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