Friday, March 17, 2023

March 17

THE BREAD THAT COMES DOWN FROM HEAVEN

Luke 21:1-4

Your ancestors ate the manna in the wilderness, yet they died. But here is the bread that comes down from heaven, which anyone may eat and not die.…

John 6:49-51 (NIV)

The manna provided the Israelites with the means to survive during their journey through the wilderness. It was an emergency measure that God provided for the people in the face of their murmurings and longing for food in Egypt. Moses was not the author of the manna, but God sent it to him so that they would not lose heart. It was a “bread” that calmed their stomach.

But just living is not living. Life is much more transcendent than the balance between the energies the body expends and the energies it receives. The crowds that followed Jesus after the feeding by the Sea of Galilee were after this meal; Jesus offers himself as the food that gives true life.

It is not about spiritualizing the biological needs of our body, because without food life is impossible, but Jesus exhorts us to seek the Kingdom, knowing that with it begins a new creation where justice and love guarantee a level of food, health, education, shelter and basic needs, which are our daily bread. In this new relationship, God modifies our lives in such a way that these needs, which are covered, free our conscience and heart to love and serve him in familial  coexistence and in sharing with our neighbor

 

Prayer: Make us instruments of the righteousness of your Kingdom, that as we receive the true bread, we may hunger and thirst for your righteousness for this world. Amen

 

Translation by Pat Metcalf

 

March 17

EL PAN QUE BAJA DEL CIELO

Lucas 21:1-4

Sus antepasados comieron el maná en el desierto, y a pesar de ello murieron; pero yo hablo del pan que baja del cielo; quien come de él no muere. Yo soy ese pan vivo que ha bajado del cielo; el que come de ese pan vivirá para siempre…

Juan 6:49-51

El maná alcanzó a los israelitas para sobrevivir durante la travesía por el desierto. Fue una medida de emergencia que Dios le propició al pueblo ante sus murmuraciones y añoranzas por la comida en Egipto. Moisés no fue el autor del maná, sino que Dios se lo envió para que no desfallecieran. Fue un “pan” que calmó su estómago.

Pero sobrevivir no es vivir. La vida es algo mucho más trascendente que el equilibrio entre las energías que el cuerpo gasta y las que recibe. Las multitudes que seguían a Jesús después de la alimentación junto al mar de Galilea iban tras esta comida; Jesús se ofrece a sí mismo como el alimento que da vida verdadera.

No se trata de espiritualizar las  necesidades biológicas de nuestro cuerpo, porque sin el alimento es imposible la vida, sino que Jesús exhorta a buscar el Reino, sabiendo que con él comienza una nueva creación donde la justicia y el amor garantizan un nivel de alimentación, salud, educación, techo y necesidades básicas, que son nuestro pan cotidiano. En esa nueva relación Dios modifica de tal modo nuestro vivir que esas necesidades cubiertas dejan libres la conciencia y el corazón para amar y servirle en convivencia fraternal y en compartir con el prójimo.

Oración: Haznos instrumentos de la justicia de tu Reino, que al recibir el verdadero pan, tengamos hambre y sed de tu justicia para este mundo. Amén.

 

 

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