Monday, March 27, 2023

March 27

SHOW ME THE WAY

Psalm 86

Teach me your way, O Lord, that I may walk in your truth…

Psalm 86:11 (NRSV)

To live is to walk, to go someplace, to have a goal as a destination. The most common experience for all of us is, not only to walk, but rather to run towards death.

The psalmist knows, as you and I know, that there are roads that lead to the abyss, to darkness, to perdition. These are roads that, in part, we have taken. We have, to a certain extent, liked the price we have paid for going there: bitterness, anguish, anxiety, despair, tragedy. But the psalmist also knows that there are good roads, pleasant paths, routes that lead to desired goals, and he senses that all the ways of the Lord are like this. Therefore, he earnestly asks Him to show him His Way, where His Truth shines like a morning sun.

Here, suddenly, we have found an infallible guide who proclaims Himself to be the Way of Eternity and also of Truth. Let us walk, then, along this path of revealed truth that is Jesus Christ, who is the way, truth and life. Let us enjoy the other beatitudes which He bestows in addition, an abundant life and an ineffable love which only He can give to those who are ready to walk in the light as daughters and sons of God.

 

Prayer: Lord, we have followed paths that are not yours, and it has not gone very well for us. Now we ask you to show us the way of Jesus Christ, the road of truth, love, and abundant life. Amen.

 

Translation by Susan Metcalf Smith

 

Marzo 27

ENSEÑAME EL CAMINO

Salmo 86

Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad…

Salmo 86:11

Vivir es caminar, es ir hacia alguna parte, es tener una meta como destino. La experiencia más común es que todos no solamente caminamos, sino que corremos hacia la muerte.

El salmista sabe, como sabemos tú y yo, que hay caminos que conducen al abismo, a las tinieblas, a la perdición. Caminos que en parte hemos recorrido y que, hasta cierto punto, nos ha gustado el precio que se paga por transitar por ellos: amargura, angustia, ansiedad, desesperación, tragedia. Pero el salmista, además,  sabe que hay caminos buenos, senderos agradables, rutas que conducen a metas deseadas, e intuye que todos los caminos del Señor son así. Por eso le pide fervoroso que le enseñe Su Camino, donde resplandece como un sol matinal Su Verdad.

Aquí de repente, nos hallamos con una guía infalible que se proclama el Camino del Eterno y además La Verdad. Caminemos pues, por este camino de la verdad revelada que es Jesucristo, quien es camino, verdad y vida, y disfrutaremos de las otras bienaventuranzas que Él otorga por añadidura, una vida abundante y un amor inefable que sólo Él puede dar a los que están en disposición de andar en la luz y como hijas e hijos de Dios.

 

Oración: Señor, hemos recorrido senderos que no son tus senderos y nos ha ido muy mal. Ahora te pedimos  que nos enseñes a andar el camino de Jesucristo, camino de verdad  amor y vida abundante. Amén.

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