February 2, Wednesday
THREE TIMES
John 21:15-19
He said to him for the third time, “Simon son of John, do you love me?”…
Juan 21:17 (NRSV)
It is painful to look at ourselves in the face of our own mistakes, to recognize our failures, to measure ourselves against our own weakness. But it is an essential pain, and strengthening, when we can make sincere confession, and with confidence in the Lord who renews our call.
With the arrogance that makes us believe we are stronger than we are, Peter had affirmed that, even if he had to die, he would not deny his affiliation with Jesus. His triple reiteration pits him against his own weakness and the need to recognize that our purposes cannot be affirmed on the power of our will alone. Jesus does not repeat the question to incriminate him as many times as he failed to deny later, but to show him that he will have the same understanding and forgiveness, because he also gives the order three times to take care of his sheep
In some way we are like Peter: arrogant when we believe we have all the decisions in our own hands. Trusting in our own will that we do not fully know, fear wins us, and we become indecisive. How happy are we when we can recognize ourselves as full of contradictions, but feeling that Christ calls us and orders us to take care of his sheep. We are called his children because he is willing to forgive our mistakes and weaknesses. What a blessing to be able to recognize them and be valued, perhaps precisely because of that recognition.
Prayer: Lord, forgive us today for the many, many times that like Peter, we are arrogant, and fear takes hold of us. Thank you for your forgiveness always. Amen
Translation by Pat Metcalf
Febrero 2, miércoles
TRES VECES
Juan 21:15-19
Por tercera vez (Jesús) le preguntó: “Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?
Juan 21:17
Es doloroso mirarnos de frente con nuestros propios errores, reconocer los fracasos, medirnos con nuestra propia debilidad. Pero es un dolor imprescindible, fortalecedor, cuando somos capaces de hacer la confesión sincera, y con la confianza en el Señor que nos renueva el llamado.
Con la soberbia que nos hace creernos más fuertes de lo que somos, Pedro había afirmado que, aunque tuviese que morir, no negaría su filiación con Jesús. La triple reiteración lo confronta contra su propia debilidad y la necesidad de reconocer que nuestros propósitos no pueden afirmarse sólo en el poder de nuestra voluntad. Jesús no reitera la pregunta a Pedro para incriminarlo tantas veces como falló para negarlo luego, sino para demostrarle que tendrá las mismas oportunidades de contar con su comprensión y perdón, porque tres veces también da la orden de cuidar a sus ovejas.
Nosotros somos Pedro de alguna manera: soberbios cuando creemos tener todas las decisiones en nuestras manos, confiados en una voluntad propia que no conocemos del todo, nos gana el temor y nos volvemos indecisos. Pero dichosos nosotros cuando somos capaces de reconocernos así, llenos de contradicciones, pero sintiendo que igualmente Cristo nos llama y nos ordena cuidar de sus ovejas. Somos llamados hijos suyos porque Él está dispuesto a perdonar nuestros errores y debilidades. ¡Qué bendición poder reconocerlos y ser valorados, quizás precisamente por ese reconocimiento!
Oración: Señor, perdónanos hoy las tantas y tantas veces que, como Pedro, somos soberbios y el temor se apodera de nosotros. Gracias por tu perdón siempre. Amén.
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