Wednesday February 16
Anniversary of the “ Jerusalem” Church ( Jagüey Grande)
Celebration of the Mission Church in Marianao
GOD’S GRACE
Matthew 20:1-16
Am I not allowed to do what I choose with what belongs to me? Or are you envious because I am generous?
Matthew 20:15 (NRSV)
The parable of the laborers in the vineyard can seem to us to be unjust. To be sure, according to human reasoning, the one who works more should receive more. But Jesus is trying to teach how much love God has, so much that he had paid the same sum of money to those who had been working since early in the morning as those who came much later, based on their needs. Consequently, Jesus was not being unjust, he was being loving.
Our heart is egotistic and envious, and it is hard for us to to be aware of that. God’s grace is unconditional. That’s why God’s grace doesn’t depend on the amount of good actions amassed by us humans. There is no attitude on our part that can make God love us more or less intensely. God’s love for each of us is unique because of Christ. Therefore, that unconditional love should be a mark of our relationships.
The same grace ought to attend our relations. We are always putting conditions on loving those around us. Jesus died on the cross for us without asking for anything in change. He loved without any demands, despite the sins that we commit and continue committing.
Prayer: Lord Jesus, I ask your pardon for the egotism in my heart that keeps me from seeing your love in its greatest expression. Amen.
Translation by John Potter
Febrero 16, miércoles
Aniversario de la Iglesia “ Jerusalén”( Jagüey Grande)
Celebración de la Iglesia dependiente en Marianao
LA GRACIA DE DIOS
Mateo 20:1-16
Yo puedo hacer con mi dinero lo que me parezca. ¿Por qué te da envidia que yo sea bueno con los demás?
Mateo 20:15
La parábola de los trabajadores de la viña puede parecernos injusta. De acuerdo con el raciocinio humano, quien trabaja más debería cobrar más. Pero Jesús estaba tratando de enseñar cuánto amor tiene Dios, a punto tal que había pagado la misma suma de dinero a los que habían estado trabajando desde temprano, que a los que llegaron más tarde, en base a sus necesidades. Por consiguiente, Jesús no estaba siendo injusto, estaba siendo amoroso.
Nuestro corazón es egoísta y envidioso, y le cuesta darse cuenta de ello. La gracia de Dios es incondicional. Por esa razón, no depende de la cantidad de buenas acciones que realice el ser humano. No hay ninguna actitud de nuestra parte que pueda hacer que Dios nos ame más o menos intensamente. Él nos ama únicamente por causa de Cristo.
Esa misma gracia debe atravesar nuestras relaciones. Siempre estamos poniendo condiciones para amar a los que nos rodean. Jesús murió en la cruz por nosotros sin pedir nada a cambio. Amó sin ninguna exigencia, a pesar de los pecados que todos cometimos y seguimos cometiendo. Por lo tanto, ese amor incondicional debe ser una marca en nuestras relaciones.
Oración: Señor Jesús, te pido perdón por el egoísmo que hay en mi corazón que no me permite ver tu amor en su máxima expresión. Amén.
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