Tuesday, September 22
HIS ETERNAL MERCY
Do not hold against us the sins of past generations;may your mercy come quickly to meet us, for we are in desperate need. (NIV)
Psalm 79:8
To you who read, that you’ve already given thanks to God for this day, and also for permitting you to awaken beside your loved ones. You have given thanks to God for having another opportunity to amend the errors, failings, and committed sins. NO? Then do it. Perhaps there’ll be no morning; perhaps this will be our day, because we should live each moment as though it were the last of our lives. We should give thanks to God for his eternal mercy.
Perhaps some of you might ask: What happens to those who die lacking faith, to those who’ve never prayed, those who’ve never attended church? To you I ask: how do you know if he never believed? Who among us knows a person’s final thoughts? Are we sure he never prayed, that he didn’t elevate his final words as a prayer to God with hopes placed on forgiveness?
The cross of Christ always invites us to attentively look at the crucified thief at his side. The one Christ listens to and forgives, who Christ accepts and invites to share in paradise, although never before confessing him as his Lord.
May God bless us, and in our encounter with him may he have mercy upon us.
Prayer: Our Father, be with those who live among us yet still don’t know you. Amen.
Translation by John Walter
Septiembre 22, martes
SU ETERNA MISERICORDIA
“¡No nos condenes por nuestros antiguos pecados! que tus tiernas misericordias satisfagan las necesidades nuestras, pues hemos sido abatidos hasta el polvo”
Salmo 79:8
A ti que lees, que ya le has dado gracias a Dios por este día. También por permitirte amanecer al lado de tus seres queridos. Le has dado gracias a Dios por tener otra oportunidad para enmendar los errores, faltas y pecados cometidos. ¿No? Pues hazlo, quizás no haya un mañana, quizás este sea nuestro día, porque debemos vivir cada momento, como si fuese el último en nuestras vidas. Debemos darle gracias a Dios por Su eterna Misericordia.
Quizás algunos de ustedes se pregunten ¿qué pasa entonces con aquellos que mueren sin fe, del que nunca oró, del que nunca asistió a una Iglesia? A ustedes, les pregunto: ¿cómo saber que no creyó? ¿Quién entre nosotros conoce los pensamientos finales de una persona?¿Estamos seguros de que no oró, de que no elevó en sus últimas palabras una oración a Dios con la esperanza puesta en el perdón? La Cruz de Cristo siempre nos invita a mirar atentamente al ladrón crucificado a su lado, a quien Cristo escucha y perdona, a quien Cristo acepta e invita a participar del paraíso, aunque nunca antes le confesara como su Señor.
Que Dios nos bendiga y permita que en nuestro encuentro con Él tenga Misericordia de nosotros.
Oración: Padre Nuestro sé con aquellos que conviven junto a nosotros y aún no te conocen. Amén.
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